El expresidente George Bush ha sido el republicano más destacado ausente de la campaña previa a las elecciones del pasado martes en EEUU, algo lógico si se considera que se marchó de la Casa Blanca con el índice de aprobación más bajo de ningún presidente saliente (el 30%) y que los estadounidenses siguen culpándole de la crisis económica que ahoga al país (un honor compartido con su sucesor, Barack Obama, y con Wall Street).

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Nada había conseguido sacar a Bush de su retiro en Tejas y de su silencio más allá de algunas conferencias pagadas en las que ha evitado el debate político. Hasta que ha llegado el momento de promocionar Decision Points , el libro de memorias que se puso ayer a la venta en EEUU y en el que recorre, sin orden cronológico y en 14 capítulos, desde su lucha contra el alcoholismo hasta sus razonamientos y defensas de trascendentales decisiones como la invasión de Irak, la aprobación de las torturas o el rescate de Wall Street.

Bush ha estado trabajando en la obra desde el 21 de enero del 2009 con ayuda de Christopher Michel, que le escribía los discursos. Ahora se ha sumergido en una actividad mediática que comenzó el lunes con la emisión de una entrevista grabada de una hora en NBC. Y si históricamente las primeras entrevistas tras abandonar el Despacho Oval se han concedido al presentador del informativo con más audiencia, con George Bush ha caído otra tradición.

PROGRAMA MATUTINO El expresidente eligió como primer interrogador a Matt Lauer, presentador en un programa matutino, considerado algo más blando que sus colegas especializados en periodismo político. Así logró que al tocar el tema de las torturas, y él reconoció haberlas aprobado y las justificó diciendo "era lo legal", no llegara la pregunta: ¿Era lo moral?

La lógica de Bush al diseñar la promoción del libro --con la segunda entrevista ofrecida a Oprah Winfrey y emitida ayer-- la ha explicado Dana Perino, que fue secretaria de prensa de la Casa Blanca. "Ha habido suficiente debate sobre las decisiones que tomó y ahora está intentado explicar por lo que pasó y las condiciones bajo las que trabajaba".

Pero Bush se ha visto obligado a hablar de las decisiones que toca en el libro, desde la de invadir Irak hasta la de sobrevolar una devastada Nueva Orleans tras el Katrina en vez de tocar tierra y hablar con los ciudadanos.