La visita que el candidato demócrata a la presidencia de los Estados Unidos Barack Obama realizó en el país con el que los estados de la Unión mantienen la llamada "relación especial" fue, paradójicamente, la que tuvo un perfil más discreto. No se dieron ni los baños de multitudes de Berlín, ni una comparecencia conjunta como la que Obama mantuvo con el presidente francés, Nicolas Sarkozy, en París.

El Gobierno británico puso mucho cuidado en seguir el mismo protocolo que ofreció al aspirante republicano a la presidencia de EEUU, John McCain, cuando este realizó su gira exterior el pasado mes de marzo.

Si bien el primer ministro británico Gordon Brown recibió al senador por Illinois en su residencia oficial, Obama apareció solo frente al número 10 de Downing Street para atender a los medios de comunicación.

La reunión fue "estupenda y maravillosa", tal y como la calificó Obama, a juzgar por las imágenes de ambos hablando de modo distendido mientras paseaban por los jardines de la residencia, un paseo que se prolongó por la explanada situada en la parte trasera de Downing Street, sorprendiendo así a más de un turista.

Obama sopesó cada palabra durante la breve rueda de prensa. Dijo que coincide con Brown en la necesidad de "reforzar las relaciones transatlánticas para resolver problemas que ningún país puede resolver solo", como el terrorismo o el cambio climático. Y subrayó que Brown está interesado en crear instituciones internacionales para abordar la crisis financiera.

Previamente, Obama se entrevistó con el exprimer ministro y actual enviado especial del Cuarteto a Oriente Próximo Tony Blair. La razón, además de hablar de esta región, estribaba en que Blair es una figura más conocida y amada en Estados Unidos que su sucesor en el cargo.

CONVENIENTE ENCUENTRO Por la tarde, también hubo un conveniente encuentro con quién podría ser su futuro interlocutor, el líder de los conservadores, David Cameron, cuyas posibilidades parecen en aumento tras la última derrota laborista.