Las largas y peligrosas campañas bélicas en Irak y Afganistán están haciendo mella en la moral de las tropas británicas. Casi la mitad del personal militar del Reino Unido desearía marcharse y cambiar de profesión. Los resultados de una encuesta realizada por el Ministerio de Defensa en los tres cuerpos de las fuerzas armadas muestran unos niveles de descontento sin precedentes.

La desmoralización, el mal equipamiento y los salarios bajos son las principales causas de preocupación. De los 24.000 hombres y mujeres entrevistados entre los meses de julio y octubre del pasado año, el 47% reconoció estar considerando constantemente la posibilidad de presentar la renuncia a su puesto de trabajo. El sondeo refleja la presión y el impacto que los militares y sus familias sufren por las repetidas misiones en Irak y sobre todo en Afganistán. Un 45% se muestra disconforme con la cantidad de tiempo que han de pasar alejados de los suyos.

Los miembros de las Fuerzas Aéreas son los que tienen la moral más baja (72%), seguidos del personal de la Marina (64%), del Ejército de Tierra (59%) y los marines (39%). La escasez de medios y de equipamiento es otro motivo de queja para más de la mitad de los encuestados. La percepción de los miembros de las fuerzas armadas es que son enviados al campo de batalla y están arriesgando su vida con material inadecuado. A lo largo de los últimos años ha habido una serie de incidentes relacionados con la escasez de munición, la vulnerabilidad de vehículos como los Land Rover Snatch, o los Viking y falta de helicópteros de las tropas en Afganistán.

El Ministerio de Defensa reconoce que la encuesta revela "áreas de preocupación", pero insiste en que desde que se realizó, las condiciones de los soldados han mejorado.

INDEMNIZACIONES La presencia de las tropas británicas en Irak ha sido muy cuestionada por la sociedad británica. Ayer, el Ministerio de Defensa acordó indemnizar con 3,5 millones de euros a nueve detenidos iraquís, víctimas de malos tratos, y a la familia de un décimo hombre, que murió en septiembre del 2003 a causa de los golpes recibidos. Baha Mousa tenía 26 años y era recepcionista en un hotel donde fueron halladas armas y municiones. De los 7 soldados implicados y juzgados por una corte marcial, solo uno fue condenado a un año de cárcel.