Las negociaciones entre Colombia y EEUU para emplazar en suelo colombiano siete bases militares pusieron ayer al rojo vivo la cumbre de la Unión Suramericana de Naciones (UNASUR). "Vientos de guerra comienzan a soplar", alertó en la capital de Ecuador, Quito, el presidente venezolano, Hugo Chávez.

"Se está creando una situación de beligerancia inédita e inaceptable", dijo por su parte la argentina Cristina Fernández de Kirchner. Pero, en lo que pareció ser una alusión al líder bolivariano, la presidenta argentina reclamó discutir el tema "sin discursos estridentes, flamígeros" y buscar una solución "política". Para el brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, esto pasa por una "discusión profunda" con Barack Obama, que es quien debe enterarse de "nuestra inconformidad".

La UNASUR se reunió en Quito aprovechando la toma de posesión del presidente ecuatoriano, Rafael Correa. El presidente de Colombia, Alvaro Uribe, no acudió, pero trató de mitigar el malestar visitando antes todos los países de la UNASUR, menos Venezuela y Ecuador, con los que no tiene relación diplomática.

AGITAR FANTASMAS Fueron los líderes de estos países, Chávez y Correa, los que ayer agitaron los peores fantasmas. El venezolano sostuvo que "no tendríamos otra alternativa" que un conflicto "si las fuerzas guerreristas impulsadas por EEUU se atreven a agredir", como ocurrió el año pasado, cuando el Ejército colombiano penetró en territorio ecuatoriano para atacar un campamento de las FARC. Antes de la reunión, la cancillería colombiana rechazó la denuncia de Caracas de que tropas de ese país hubieran penetrado el domingo en el territorio venezolano.

Según Correa, el aumento de la presencia militar de EEUU en Colombia es algo "tremendamente peligroso", teniendo en cuenta que es un país donde existe el narcotráfico, la guerrilla, los paramilitares y traslada su conflicto interno a los vecinos. "Hay que evitar que Colombia se convierta en un Israel", reclamó el boliviano Evo Morales.

La reunión de Quitó finalizó, no obstante, sin un documento de condena a Bogotá, al imponerse el ala más contemporizadora, que lidera Brasil. El 24 de agosto, los cancilleres y ministros deliberarán otra vez para tratar de encontrarle una salida a la crisis. "No concibo la posibilidad de aumentar los conflictos en la región. Cuanta más paz tengamos, más oportunidad de recuperar el tiempo perdido. Esto va a resolverse con mucho debate. Habrá que oír cosas que no gustan", previno Lula. Kirchner coincidió en que Uribe es un "interlocutor inevitable", y consiguió un acuerdo para una cumbre en la capital argentina.