El Gobierno chino reconoció ayer que ha bloqueado el acceso a internet en Urumqui, la capital de Xinjiang --epicentro de las protestas uigures--, con el objetivo de intentar detener la circulación de informaciones que consideran peligrosas para la estabilidad de la región separatista, cuya mayoría es musulmana.

En opinión de las organizaciones de derechos humanos, la explicación no es otra que evitar que se conozca la represión de las protestas.