Zheng Xiaoyu, exdirector de la Administración Estatal de Alimentos y Medicamentos (SFDA), fue ejecutado ayer en Pekín, según informó la agencia de noticias Xinhua. Zheng, de 62 años, había sido condenado a muerte en mayo por negligencia y por haber aceptado 616.000 euros en sobornos. La SFDA es la encargada de dar el visto bueno a los fármacos. Entre 1998 y el 2005, Zheng cobró y aceptó regalos de las industrias farmacéuticas por repartir las etiquetas de Buen Producto Médico. Varios fármacos causaron muertes y la lógica alarma social. Un antibiótico con anticongelante de coche mató a 10 personas en Cantón.

"Las apelaciones han sido escuchadas, las pruebas son concluyentes y la sentencia es la apropiada", afirma el fallo. Zheng confesó sus crímenes, colaboró en las investigaciones y pidió clemencia. Por esto, ha sorprendido la dureza de la sentencia y su rauda ejecución porque China camina en sentido contrario. Lo habitual es que la sentencia de muerte se suspenda y se sustituya por cadena perpetua.

Desde el año pasado, el Tribunal Supremo debe ratificar todas las condenas a muerte que firman los tribunales locales. Estos eran señalados como los responsables de que en China se practiquen el 80% de todas las ejecuciones del mundo, según organizaciones de derechos humanos. El número de ejecutados en China es un secreto de Estado. Zheng es el funcionario de mayor rango ejecutado en los últimos siete años.