Doblar la ayuda en tres años, préstamos preferenciales de 4.000 millones de dólares, cancelar parte de la deuda de los países más pobres, subir de 190 a 400 el número de productos exentos de tarifas arancelarias, construir 100 escuelas y 30 hospitales. El discurso del presidente chino, Hu Jintao, en la cumbre chino-africana que se celebra en Pekín cumplió una doble función: fortalecer los vínculos y responder a las voces que acusan a China de neocolonialista y depredadora.

La cumbre, a la que asisten 48 países africanos (solo faltan los cinco que reconocen a Taiwán), ha sido definida por China como la más importante desde su fundación, en 1949. A cambio de inversiones e infraestructuras, China consigue el combustible de su economía. Gran parte del petróleo que abastece China proviene de Nigeria, Angola, Sudán, Gabón y Congo.