El presidente de Francia, Jacques Chirac, pidió ayer al Gobierno que escuche "al conjunto de los franceses, tanto a los que se manifestaron como a los que no lo hicieron" durante la jornada de huelga que paralizó parcialmente el país y sacó a la calle a 1.300.000 manifestantes, según los organizadores, 440.000, según la policía. Los sindicatos, "satisfechos" de la movilización, esperan "propuestas concretas" del Ejecutivo y de la patronal.

Al jefe del Gobierno, Dominique de Villepin, Chirac demandó personalmente que aprenda la lección de la jornada de protesta, informó el portavoz del Gobierno, Jean-Fran§ois Copé.

Por su parte, el ministro de Economía, Thierry Breton, aseguró que "el Gobierno no es autista" y precisó que el primer ministro hablará "largo y tendido" en un programa de la cadena pública France 2 esta noche.

CONSECUENCIAS Las dos principales centrales sindicales esperan pues "respuestas" y "actos" en esta ocasión. Pero la mayoría de analistas e editorialistas de la prensa nacional pronosticaban ayer que Villepin no modificará su política y se preguntaron las consecuencias que una actitud de firmeza puede tener frente a la creciente tensión social.

Villepin, que se beneficia de una popularidad envidiable no sólo entre la derecha sino también en parte de la izquierda, se enfrenta a una ecuación dificil: la de contentar a los dos bandos. El primer ministro no puede permitirse el perder la ventaja de popularidad, imprescindible para su previsible enfrentamiento en el futuro con el número dos de su Gobierno y ministro de Interior, Nicolas Sarkozy, candidato declarado, igual que él, para las presidenciales del 2007.

Esto anula cualquier posibilidad de que permanezca sordo a las reivindicaciones de la calle, pero tampoco dispone de margen de maniobra presupuestario para mostrarse generoso. La organización de una conferencia sobre los salarios, como exigen los sindicatos, le obligaría a hacer concesiones a los funcionarios y la patronal no está dispuesta a seguir este ejemplo en el sector privado. Por si acaso, el primer ministro pidió ayer que se haga una auditoría ministerio por ministerio para intentar encontrar los fondos necesarios.

"MOCION DE CENSURA SOCIAL" La oposición de izquierdas socialista y comunista que ha participado en las protestas explota la situación y calificó de "moción de censura social" la jornada de acción por el empleo y los salarios. El exprimer ministro socialista Laurent Fabius, incluso, ha denunciado de antemano "la sordera" del Gobierno de Villepin, al que ha acusado de "despreciar" a los franceses.