La imagen de la coalición gubernamental británica ha salido malparada con la publicación de unas grabaciones secretas que confirman las tensiones entre conservadores y liberaldemócratas. Las confidencias de cuatro ministros y secretarios de Estado liberales a dos periodistas del Daily Telegraph, que se hicieron pasar por electores simpatizantes, son un nuevo ejemplo de las discrepancias internas que amenazan con romper la frágil coalición. Aunque el primer ministro, David Cameron, y el viceprimer ministro, Nick Clegg, guardan las apariencias, los socios se detestan cordialmente.

Una de sus más importantes figuras, el ministro liberal de Comercio y número dos del partido, Vince Cable, fue el más indiscreto al hablar con sobrada franqueza y poca prudencia sobre las divergencias con los conservadores en temas como las tasas universitarias o el reparto de bonificaciones bancarias. Y eso no fue lo peor. Cable también dijo haber declarado "la guerra" a Rupert Murdoch y a su plan de adquirir el 100% de las acciones de la red de televisión vía satélite BSkyB. La última palabra en esa operación, aún en marcha, la tenía, hasta el martes, el propio Cable. "He declarado la guerra a Murdoch. Creo que ganaré. No lo he politizado porque es una instancia legal. Está intentando tomar el control de BSkyB. Es un accionista minoritario y quiere ser mayoritario .... Lo he bloqueado usando los poderes que tengo", había comentado el político a las falsas simpatizantes durante lo que creyó ser una conversación privada.

APARTADO DE SUS FUNCIONES Al conocer las declaraciones, Cameron le retiró inmediatamente todas las atribuciones en materia de competencia y de gestión en el sector audiovisual, que han sido transferidas al ministro de Cultura, el conservador Jeremy Hunt. Curiosamente, el Daily Telegraph ocultó los comentarios sobre Murdoch, revelados gracias a una filtración desde el propio periódico a la BBC.

El diario conservador se opone a la ampliación de Murdoch, lo que quizás explique su silencio. Cable sigue en el Gobierno para preservar la coalición. Ni ha dimitido, ni lo han destituido. Sus atribuciones han quedado muy reducidas y sus palabras han puesto en evidencia la crisis que está minando a los liberales. El Gobierno de coalición británico "es un fraude", según el jefe de la oposición laborista, Ed Miliband, él mismo cuestionado como líder y muy necesitado de un triunfo sobre sus rivales.

A juicio de Miliband, los liberales ni pinchan ni cortan en el Gobierno británico y son meros comparsas de los tories. "Son pasajeros que no van en el asiento delantero, ni siquiera en el asiento de atrás del automóvil. Son pasajeros a los que han encerrado en el maletero", declaró el laborista a la prensa.