Se cambiaron las tornas. Hasta el 2 de enero, Hillary Clinton era la candidata inevitable , la favorita para ganar la candidatura demócrata y, por extensión, la presidencia de EEUU. Barack Obama era un fenómeno muy interesante a estudiar y una baza de futuro; John Edwards, el mismo izquierdista de siempre; y Bill Richardson, un buen candidato a la vicepresidencia. Pero llegaron los caucus de Iowa, Obama ganó ampliamente en un estado formado en un 98% por blancos, Edwards quedó segundo y Clinton, tercera. Y todo cambió. Y ahora, la exprimera dama sabe que se juega gran parte de su candidatura en las primarias del martes en Nuevo Hampshire. Por eso, Clinton ha cambiado de estrategia y ha pasado decididamente al ataque contra Obama. El tono de las campañas en Nuevo Hampshire tras los caucus de Iowa ya indicaban por dónde iban a ir los tiros, lo que quedó confirmado en la última gran cita mediática antes de la votación del martes: un debate transmitido a todo el país por la ABC que se celebró el sábado. La senadora por Nueva York sacó las uñas y atacó con saña el flanco más débil de su oponente Obama que, a la vez, es su punto fuerte: la experiencia. "Las palabras no son acción", subrayó Hillary en referencia a la impecable retórica de su oponente.

"PALABRAS EN ACCION" "Lo que hay que hacer es transformar las palabras en acción y los sentimientos en realidad. Yo tengo una amplia experiencia en hacer eso". En el debate se habló de sanidad, de la guerra de Irak, de amenazas terroristas, de energía, de cambio climático... Pero los momentos más acalorados se dedicaron a discutir qué significa el cambio que los candidatos propugnan y quién es la persona más adecuada para llevarlo a cabo. Y en este terreno, Obama se encontró con un aliado en Edwards, quien es consciente de que la sombra más cómoda tras Iowa es la del senador por Illinois. "No escuché este tipo de ataques de la senadora cuando iba en cabeza. Cada vez que Obama habla de cambio, cada vez que yo lucho por el cambio, las fuerzas del statu quo atacan", dijo Edwards.

Fue en ese momento cuando pusieron encima de la mesa la clave de la nominación de su partido: el cambio en Washington y quién puede llevarlo a cabo. Edwards y Obama se presentaron como los agentes de cambio más puros , y atacaron a Clinton como parte del establishment formado por los poderes fácticos a los que quieren doblegar. Clinton respondió que ella tiene la experiencia de haber combatido, ganado y perdido durante 30 años con esos poderes fácticos.

Tan consciente es Clinton de que la batalla se centra en el terreno del cambio que esgrimió el género como baza ganadora. "Creo que tener la primera mujer presidenta es un gran cambio, con consecuencias en el país y en todo el mundo", dijo. Obama, en cambio, no utilizó la carta de que puede ser el primer presidente negro de la historia. Es tan obvio, que no la necesita.

Y ese es, en realidad, el principal problema de Clinton. Que Obama por sí mismo, sin necesidad de abrir la boca, ya implica un gran cambio. En cambio, ella lo que ofrece es una experiencia ya conocida, el estilo Clinton . Los electores de Nuevo Hampshire tienen la palabra el martes respecto a si Clinton ha tenido tiempo en cinco días de reinventarse o no. Las encuestas dan un empate técnico o una ligera ventaja a Obama.