A principios del siglo pasado, de los muertos que caían en una guerra el 20% eran civiles y el 80%, combatientes. Desde la década de los 90, ese porcentaje ha dado un vuelco fatal y ahora por cada combatiente fallecen nueve civiles. Es la terrible proporción que se está dando en Irak desde el 2003. En territorio libanés, los números son igual de negros. Desde el 12 de julio, solo uno de cada diez muertos está armado.

Vaya por delante que los datos de los civiles muertos en guerras o están facilitados por alguna de las partes afectadas --el Gobierno de Beirut--, por lo que la independencia no está garantizada, o están recogidas por oenegés e instituciones que emprenden esta hercúlea tarea por decisión propia. Porque hoy en día sabemos el PIB de cualquier región, país, continente. Sabemos qué tasa de paro tiene, cuánto contamina y cuánto gasta en ocio. Pero, ninguna institución ha logrado hacer una base de datos de los civiles que mueren en los conflictos. "La respuesta rápida de por qué no hay datos oficiales es: Los políticos".

"Fácilmente evitables"

La contestación la da desde Canadá el acreditado Human Security Centre (Centro de Seguridad Humana), que investiga la violencia en todo el mundo, las causas y las respuestas de los gobiernos. "Hasta hace poco --explica Zoé Nielsen, subdirectora de la institución-- no se hablaba de los efectos indirectos de los conflictos. Pese a que estas muertes indirectas continúan sin estar documentadas y sin ser reconocidas, son predecibles en la mayoría de los casos y fácilmente evitables". Nielsen dice que para lograrlo solo es necesario el compromiso de las partes y "deseo político".

Este incremento de las víctimas civiles contrasta con la drástica reducción del número de muertos total y del número de conflictos. El punto de inflexión fue la guerra fría y siguen disminuyendo: en 1992, había 50 enfrentamientos que afectaban a algún gobierno; en el 2003, 29.

"¿Cuántas guerras se disputan todavía entre dos bandos, donde todos visten uniformes y se encuentran en el campo de batalla?", se pregunta desde EEUU Peter Singer, especialista en asuntos de civiles de la Brookings Institution de Washington. "Las guerras ya no son así", añade. Ahora, la guerra se lleva a la ciudad, como Beirut.

"Lo más importante --dice Singer-- es discriminar entre combatientes y civiles. Está claro que Hizbulá no está haciéndolo, usando cohetes katiuskas. Israel discrimina a veces. Se pone objetivos, intentando golpear posiciones de Hizbulá, pero a menudo, fruto de un mal espionaje, se encuentra con civiles en el camino. Por lo que uno no lo está intentando y el otro está haciendo un mal trabajo".