La brecha que separa a Irán de la comunidad internacional se abrió ayer de nuevo peligrosamente. Por unanimidad, el Consejo de Seguridad de la ONU aprobó anoche la imposición de nuevas sanciones económicas y comerciales contra el régimen iraní por su negativa a suspender sus actividades nucleares. Mientras, lejos de resolverse, la crisis diplomática entre Irán y el Reino Unido por la detención de 15 marinos británicos en las aguas del Golfo Pérsico se agravó, con una escalada en el lenguaje cada vez más beligerante de Teherán.

Con la aprobación unánime de la resolución 1747, el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas envió al presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad un mensaje. Porque aunque hay quien considera que las sanciones aprobadas ayer en Nueva York no son suficientemente fuertes como para presionar realmente al régimen de Teherán, que se niega a suspender su programa de enriquecimiento de uranio, el hecho de que la votación fuera respaldada por los 15 miembros del Consejo, si debe hacer saltar las alarmas en Irán.

Desde ayer, el régimen iraní se enfrenta a un segundo paquete de sanciones, después de las establecidas en diciembre, si en 60 días no cumple con las demandas internacionales de suspender el enriquecimiento de uranio. El nuevo castigo prohíbe la compra de armas a Irán y también establecen la congelación de activos financieros a 28 individuos, grupos gubernamentales y empresas relacionados con el programa nuclear iraní.

SIN USAR LA FUERZA El documento también reafirma el papel del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) en sus esfuerzos para solucionar el contencioso iraní. Como la precedente, la resolución 1747 invocar el artículo 41 de la Carta de la ONU, que autoriza sanciones económicas y comerciales pero excluye el uso de la fuerza.

El presidente iraní había anunciado su intención de intervenir ante el Consejo, pero el viernes por la noche anunció que retrasos burocráticos de Estados Unidos le impidieron conseguir los visados necesarios para viajar a Nueva York. Las autoridades estadounidenses negaron ese extremo.

Irán elevó ayer el tono y acusó a los 15 militares de "actuar de forma sospechosa" y de haber violado sus aguas territoriales.

Un alto mando militar iraní indicó que el grupo había admitido haber entrado de forma ilegal y deliberada en sus aguas. "Esa gente se halla bajo investigación y ha confesado que violaron las aguas de la República Islámica de Irán", afirmó el portavoz de las Fuerzas Armadas, quien indicó que las confesiones se harán públicas.