La presidenta argentina Cristina Fernández de Kirchner aseguró ayer que las usurpaciones de terrenos en el sur de la capital, en el que están involucradas más de 13.000 personas, en su mayoría inmigrantes de los países vecinos, tienen el propósito de erosionar su poder.

Mientras se informaba de una octava toma de un terreno por parte de grupos de personas sin hogar, Fernández de Kirchner aseguró que la situación "no se fue de madre" espontáneamente y acusó, sin nombrarlo, al expresidente Eduardo Duhalde, de "apadrinar" todo. Cristina prometió resistir a "cada una de las operaciones".

PROMESAS Según el Gobierno nacional, las masivas ocupaciones se desataron con promesas irresponsables de entregas de terreno. Por su parte, el jefe de Gobierno de la ciudad de Buenos Aires, Mauricio Macri, volvió a vincular a dirigentes del kirchnerismo en la ocupación del Parque Indoamericano, donde 13.333 personas han levantado sus hogares con chapas y cartones, en medio del hacinamiento y la precariedad sanitaria.

Los episodios, que comenzaron la semana pasada, han suscitado una guerra de pobres contra pobres, de tintes xenófobos: los que intentan asentarse en el espacio público o privado, y los vecinos de las barriadas. De momento, ya han muerto tres personas de nacionalidad boliviana y un paraguayo. "Les pido que replanteen su medida y sean gratos con el país que los cobijó", reclamó desde La Paz el presidente boliviano Evo Morales a sus compatriotas emigrantes.