El preso político Ariel Sigler, de 47 años, que padece paraplejia y cuyo estado de salud es muy grave, salió ayer del hospital de La Habana y fue trasladado a su casa en la provincia de Matanzas. "No voy a dejar de luchar por la libertad y la democracia en Cuba", dijo. Su excarcelación y el traslado de otros seis presos a penales cerca de sus domicilios es fruto del diálogo que arrancó en mayo entre el régimen comunista y la Iglesia católica cubana.

El Gobierno de Raúl Castro anunció el pasado viernes a la Iglesia el traslado de seis presos políticos a cárceles de sus provincias, con lo que ya serían 12 los "acercamientos" de prisioneros, tras la decisión de reagrupar a 6 el pasado 1 de junio.

Los nuevos traslados son de presos condenados a penas de entre 12 y 25 años de prisión.