Igualados en los sondeos de intención de voto, a menos de tres semanas de las elecciones, el presidente de EEUU, George Bush, y su rival demócrata, el senador John Kerry, se enfrentaban la pasada madrugada en Tempe (Arizona) en el duelo final cara a cara, el tercero y tal vez definitivo para inclinar la balanza hacia uno u otro lado en estos reñidos comicios. Los temas nacionales objeto del debate, desde la economía a la sanidad, pasando por la educación, son el punto fuerte de los demócratas, algo que daba cierta ventaja a Kerry, opinó un coro de comentaristas antes del encuentro.

"La gestión del presidente es tan pobre que ha tenido dificultades para defenderla durante estos cuatro años", arremetió ayer Joe Lockhaard, uno de los principales asesores de Kerry. El senador disponía de abundante munición contra Bush, dada la pérdida neta de más de 800.000 puestos de trabajo durante su mandato, los elevadísimos y crecientes costes de la sanidad, y la transformación del ingente superávit presupuestario de 236.000 millones de dólares (192.000 millones de euros) que heredó de su predecesor demócrata, Bill Clinton, en un déficit todavía mayor, que este año llegará a 415.000 millones de dólares.

LOS INDECISOS "Muchos indecisos están preocupados por los temas nacionales porque, aunque no les importe la política, para ellos cuenta el bolsillo", señaló Kim Fridkin, profesora de Ciencias Políticas de la Universidad Estatal de Arizona, donde tenía lugar anoche el debate.

Por mayoría, el claustro de profesores de este centro universitario consideró que Kerry llevaba las de ganar, ya que los temas nacionales constituyen el principal talón de Aquiles del presidente, como lo confirman los sondeos, pues los estadounidenses se inclinan más por Kerry para que guíe el timón económico, sanitario y educativo del país.

El único campo económico interno que domina Bush es el de los impuestos, por lo que se esperaba que éste constituyera su principal línea de defensa ante Kerry. Bush, que llegó el martes a Arizona y cenó con uno de los dos senadores de este estado que le han brindado su apoyo, el influyente John McCain, aprovechó para arremeter contra su rival, a quien presentó como un mentiroso por prometer que no subirá los impuestos si le eligen, sabiendo que tendrá que hacerlo para financiar todas sus promesas electorales.

UN NUEVO ALIADO Antes del debate, el presidente recibió un nuevo y poderoso aliado en su caravana electoral, ya que la Asociación Nacional del Rifle (ANR) anunció su apoyo a Bush. Aunque sólo cuenta con cuatro millones de miembros, esta asociación tiene muchos más simpatizantes en todo el país, que serán terreno abonado para la ofensiva propagandística que la ANR lanzará en una decena de estados antes de las elecciones, con un coste de 20 millones de dólares. Su objetivo es convencer a los votantes de que Kerry se propone "prohibir las armas en EEUU", si llega a la Casa Blanca, algo que él niega tajantemente.