El Partido Socialdemócrata Alemán (PSD) no pasa por su mejor momento. El debate de ayer era para ellos una de las últimas oportunidades, si no la última, para recuperar al menos una parte de los millones de votos que han ido perdiendo en las últimas legislaturas y dar la vuelta a unos sondeos que vaticinan uno de los mayores desastres de su historia.

Después de pasar los últimos 11 años en el poder en coaliciones con Los Verdes y, en el último periodo, con los conservadores de la Unión Demócrata Cristiana (CDU), bajo el liderazgo de Angela Merkel, el desgastado ideario socialdemócrata convence cada vez menos y el partido ha perdido la confianza incluso de sus votantes más fieles.

Por eso hace tiempo que se cree que las elecciones del 27 de septiembre serán un trámite para que el SPD toque fondo, vuelva a la oposición e intente desde allí reinventarse.

Pero en el SPD no se rinden. El descalabro de la CDU en las últimas elecciones regionales del Sarre y Turingia, donde cayeron 12 y 13 puntos, ha devuelto la sonrisa a los socialdemócratas, que han podido reafirmarse en la teoría favorita del candidato del SPD, Frank-Walter Steinmeier: "Los sondeos no deciden unas elecciones", y sobre todo, "los sondeos se equivocan".

MUCHOS INDECISOS En un país en el que el porcentaje de indecisos oscila entre el 30 y el 40% es difícil hacer pronósticos. Ni los sondeos dan por segura la que parecía clara victoria de una coalición de los liberales del FDP con la Unión Socialcristiana formada por la CDU de Merkel y sus hermanos bávaros de la CSU.

También en las últimas dos elecciones se daba por perdedores a los socialdemócratas a dos semanas de los comicios y en las dos ocasiones lograron dar la vuelta a las encuestas y resurgir de sus cenizas. Aunque hay que decir que entonces el SPD contó con varias bazas que ahora no tiene. Probablemente todas podrían resumirse en su entonces candidato y canciller, Gerhard Schröder. Un animal político capaz de movilizar a las masas y ponerlas de su lado después de haber tenido que adelantar unas elecciones por su pérdida de apoyo popular. Frente a él, el actual candidato del SPD, el ministro de Exteriores y vicecanciller, Frank-Walter Steinmeier, es uno de esos políticos muy eficaz en el trabajo en la sombra (el que desempeñó como mano derecha de Schröder), pero con una imagen que no inspira confianza.

En el otro lado, su socia y rival, la cancillera Angela Merkel, es valorada por más del 60% de los alemanes, que la ven en el mismo cargo en la próxima legislatura. Ella es la gran baza de la Unión Socialcristiana, casi la única de hecho. Y es que el declive del SPD no es un caso aislado. Los conservadores también han visto disminuir su número de votantes y hace ya una década que no logran pasar la antes tradicional marca del 40% de los votos que les convertía en partido mayoritario. Para estas elecciones los sondeos le dan entre el 35 y el 37%, similar al 35,2% obtenido en el 2005, aunque no se descarta una bajada inesperada, especialmente teniendo en cuenta que los sondeos de entonces le otorgaban incluso más del 40%.

Mucho más dramático es el caso del SPD, al que los sondeos dan entre el 21 y el 24% de los votos. Los cuatro años de coalición entre ambos no han sentado bien a ninguno de los partidos pero, si alguien ha sacado algún beneficio es Merkel.