Al grito de "¡No a la sangre a cambio de petróleo!", decenas de miles de estadounidenses se manifestaron ayer en Washington y San Francisco, donde acudieron desde todos los rincones del país para protestar contra el empeño de la Casa Blanca de lanzar una guerra contra el régimen iraquí. Simultáneamente, en varios países del mundo, miles de ciudadanos tomaron las calles, desde El Cairo a Tokio, para clamar contra el conflicto bélico.

"¿Es ésto una venganza, un hijo que trata de absolver los pecados de su padre?", clamó la actriz Jessica Lange, al dirigirse a la multitud congregada en el National Mall, a despecho de las temperaturas árticas. Lange aludía a la guerra del Golfo de 1991, cuando el entonces presidente Bush (padre) derrotó a Sadam Husein pero no llegó a forzarle a abandonar el poder. Muchas otras figuras públicas denostaron también los planes bélicos de Bush hijo que, como dijo el reverendo Graylan Hagler, "hacen que EEUU parezca más amenaza que Irak, como si fuera el único matón del juego".

220 CIUDADES

Docenas de autobuses procedentes de 220 ciudades de Estados Unidos, desde Nueva York a Indianápolis pasando por Saint Louis, se dieron cita en la capital estadounidense, donde los organizadores esperaban que se congregara un total de 100.000 manifestantes, un volumen similar a la protesta realizada el pasado octubre. Sin embargo, la policía puso en duda que se alcanzase esa cifra y su portavoz, Tony O´Leary, aseguró que el permiso emitido para la manifestación sólo contaba con que participaran 20.000 personas.

Quienes no pudieron desplazarse a Washington o San Francisco, optaron ayer por organizar vigilias, marchas y protestas más pequeñas en sus estados, pero fue la capital donde se centró la atención. "¡Bombardea Texas, ellos también tienen petróleo!", decía una de tantas pancartas que conminaban a Bush a detener una guerra que parece cada vez más inevitable. "¡Detengamos la Máquina de la Muerte de Bush!", clamaba otra, enarbolada por manifestantes que desfilaron ante el Capitolio.

Pero Bush no se encontraba en la Casa Blanca y su portavoz, Ari Fleischer, quitó importancia a las protestas diciendo que "el presidente está muy satisfecho de que seamos una democracia y de que aquí, a diferencia de en Irak, la gente pueda protestar". Su postura recibió el apoyo de la minúscula contramanifestación de un puñado de ciudadanos que se reunieron para apoyar la guerra contra Irak, argumentando que no se trataba de agredir a los iraquís sino de liberarlos.

En el mundo árabe, la convocatoria cosechó un sonoro fracaso. En El Cairo, tan sólo un millar de personas desfilaron por el centro de la capital, en contraste con las multitudinarias movilizaciones que hicieron estremecer a Egipto y sus países vecinos durante la guerra del Golfo.

OPORTUNIDAD DE ARABIA SAUDI

Arabia Saudí estudia un plan para dar una "última oportunidad" a Sadam Husein si la ONU aprueba una nueva resolución que autorice un ataque militar contra Irak, según publicó ayer el diario británico The Guardian . El diario dice que Riad quiere solicitar una reunión de la Liga Arabe para nombrar una delegación que se desplace a Bagdad e inste al líder iraquí a salir del país y evitar la guerra.