Al grito de "no América, no Sadam, sí al islam", decenas de miles de iraquís recordaron ayer el segundo aniversario de la caída de Bagdad y del régimen de Sadam Husein, participando en una marcha de protesta contra la presencia de las tropas extranjeras en Irak. La manifestación fue convocada por el clérigo radical shií, Moktada al Sadr, aunque también se sumaron muchos iraquís fieles a la Asociación de Clérigos sunís. Mientras, la violencia acabó con la vida de al menos 25 personas, 15 de ellas soldados, en diferentes acciones armadas en el país.

El centro de Bagdad se llenó de manifestantes con banderas iraquís y pancartas en las que se pedía el fin de la ocupación militar y la celebración cuanto antes del juicio a Sadam. Los organizadores escogieron como punto de encuentro la plaza de Firdos, donde hace dos años civiles iraquís tiraron abajo la estatua de Sadam, una imagen que dio la vuelta al mundo y que simbolizó el derrocamiento del dictador.

FIN DEL SILENCIO Algunos participantes en la marcha, muchos de ellos venidos de otras partes del país, quemaron banderas estadounidenses y mostraron los rostros del presidente de EEUU, George Bush, y del primer ministro británico, Tony Blair, con los dientes ensangrentados y con la leyenda terroristas internacionales . Moktada al Sadr no estuvo presente, aunque se leyó un texto en su nombre. El joven clérigo shií reprochó a Bush haber convertido el mundo en un lugar mucho más peligroso.

Hasta ahora, Sadr, muy popular entre los jóvenes shiís, había mantenido un perfil bajo en la política iraquí, sobre todo después de la revuelta que protagonizó en la ciudad santa de Nayaf, apoyado por sus milicianos del Ejército de Mehdi, en agosto del año pasado. El asalto de las tropas estadounidenses y una tregua pusieron fin a la rebelión, que se saldó con centenares de muertes. En otras ciudades del país, como en el bastión suní de Ramadi, también se celebraron manifestaciones en respuesta al llamamiento de los clérigos sunís, no sólo opuestos a la ocupación militar, sino también a las elecciones del 30 de enero, que boicotearon.

La marcha de protesta es la más importante celebrada en Irak desde la invasión anglo-estadounidense, y se produjo dos días después de que el kurdo Jalal Talabani jurase su cargo como nuevo presidente y designara al shií Ibrahim al Yafari nuevo primer ministro. Ni la ocupación ni el avance en la transición política del país han logrado acabar con la insurgencia.