El secretario general de la Unión Cristianodemócrata de Alemania (CDU), Laurenz Meyer, se vio obligado ayer a presentar su dimisión tras la polémica desatada por unos cobros de su antigua empresa. Ni la opinión pública ni gran parte de los barones de su partido le han perdonado que recibiera altas sumas de dinero de su antiguo empleador tras asumir el cargo de dirigente del principal partido de la oposición alemana.

"Estoy en una situación en la que tengo que reconocer que mi trabajo perjudica al partido más que ayudarle, y por eso he anunciado mi dimisión", dijo Meyer en una rueda de prensa que convocó precipitadamente. El político dijo que había tomado la decisión "sin ira alguna".

La renuncia se produjo tras un goteo de noticias y confesiones a medias del propio Meyer, cuyo comportamiento causó un profundo malestar en Alemania, enfrentada a un duro proceso de reformas económicas.