Dos explosiones que se produjeron anoche en un escaso margen de tiempo causaron 13 muertos y 140 heridos, muchos de ellos de gravedad, en el barrio de Güngören, en Estambul. Aunque en un principio se especuló con la posibilidad de que se tratase de un escape de gas, el gobernador de Estambul, Muammer Güler, quien se desplazó de inmediato al lugar de la explosión, aseguró que se trató de dos bombas y que fueron colocadas para causar el mayor daño posible.

La primera detonación se produjo junto a una cabina telefónica, fue relativamente leve y provocó que cientos de personas del barrio saliesen de las tiendas y los cafés en los que se encontraba para enterarse de qué había pasado. Fue entonces cuando estalló el segundo artefacto a unos 50 metros del primero, mucho más potente, que rompió vidrios de edificios y vehículos y provocó las muertes. El atentado se produjo sobre las 21.45 de la noche (una hora menos en España) en la avenida peatonal Menderes de Güngören, un barrio de clase obrera, que cuenta con un cierto número de pequeñas oficinas y negocios en la zona europea de Estambul pero lejos de los lugares turísticos.

En el barrio habita un considerable número de ciudadanos de etnia kurda y la cadena NTV especuló con la posibilidad de que se tratase de una acción de la organización Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) en respuesta a los ataques del Ejército turco a las bases del grupo kurdo en Irak.