EEUU no tolera críticas, y menos si proceden de la ONU. Por eso, una simple crítica ha desencadenado el último choque entre la organización internacional y el Gobierno republicano de George Bush, que amenazó incluso veladamente con no pagar su cuota como miembro de la ONU, un 22% del presupuesto general, si no recibe una disculpa.

"Ha sido un error muy grave", dijo el embajador de EEUU ante la ONU, John Bolton, al saber que Mark Malloch Brown, subsecretario general de la organización, criticó el martes a Washington por tratar en privado con la ONU mientras en público deja que los ultraconservadores la ataquen, mostrándola como un "nido de espías comunistas, ateos y corruptos".

Brown afirmó, en un discurso ante demócratas, que la Casa Blanca "no puede mantener su práctica actual de buscar el apoyo de la ONU para hacer frente a problemas globales sin, paralelamente, defenderla contra las críticas procedentes de EEUU".

CRITICAS ILEGITIMAS A Bolton no le parecieron "legítimas" las críticas de Brown y exigió al secretario general, Kofi Annan, que le forzara a repudiarlas. Pero Annan, que también criticó a Washington y llegó a calificar de "ilegal" la guerra de EEUU contra Irak en el 2003, se alineó con su subsecretario. Annan se mantuvo firme incluso tras la llamada telefónica de la secretaria de Estado, Condoleezza Rice, para expresarle su irritación.

Bolton recalcó, además, que las críticas del subsecretario general podrían afectar negativamente al proceso de reforma de la organización, que debe haber avanzado lo suficiente el 30 de junio para evitar una posible congelación presupuestaria. Con ello, el ultraconservador embajador de EEUU dio a entender que su Gobierno y algunos aliados como Japón podrían suspender su contribución al presupuesto si no se sienten satisfechos con la reforma, lo que sumiría a la ONU en una crisis financiera.