El 100% de los contenedores de los aviones y de los barcos serán inspeccionados. Así lo aprobó ayer el Congreso de Estados Unidos que, de este modo, ha seguido las recomendaciones del informe del 11-S aprobado en el 2004 y ha endurecido las medidas antiterroristas, que costarán más de 4.000 millones de euros.

La iniciativa de los legisladores, una vez que reciba el visto bueno del presidente George Bush, permitirá la puesta en marcha de las recomendaciones incluidas en dicho informe para tratar de blindar el país y evitar así otro gran atentando. La medida, aprobada con 371 votos a favor y 40 en contra por la Cámara de Representantes, ya había recibido el espaldarazo del Senado el jueves, con 85 votos a favor y ocho en contra.

George Bush había amenazado con vetar la ley porque, en su versión original, el proyecto permitía que los trabajadores de los aeropuertos formasen sindicatos. Ante las presiones de los republicanos, los demócratas abandonaron esa idea. La Casa Blanca ha garantizado ya que el mandatario estadounidense promulgará la ley.

El texto aprobado en el Congreso permite la redistribución de fondos federales a ciudades que afrontan un mayor riesgo de atentados y autoriza ayudas a todos los gobiernos estatales para incrementar su capacidad de respuesta ante hipotéticas emergencias.