El escándalo de las torturas infligidas a presos iraquís sacude al Ejército de EEUU y ha colocado a la Casa Blanca en una situación muy embarazosa. Ayer el presidente, George Bush, instó al Pentágono a que castigue a los responsables de esos "actos horrendos y vergonzosos", poco después de anunciarse la amonestación a siete altos mandos relacionados con los abusos. Sus nombres no fueron revelados, pero todo apunta a que incluyen a la general Janis Karpinski, directora de la prisión de Abú Gharib donde se torturó.

Seis de las amonestaciones están hechas en términos más duros, y la séptima es menos severa. No obstante, a ninguno de los siete se le acusa de haber cometido abusos. Además, el Ejército investiga las acusaciones de asalto, crueldad y perpetración de actos indecentes contra los presos iraquís, vertidas sobre otros seis soldados, que podrían enfrentarse a consejo de guerra.

"ACTOS DESPRECIABLES" "Fueron actos despreciables", declaró ayer Karpinski a la cadena ABC. Además de asegurar que de haber sabido lo que sucedía, habría reaccionado "muy rápidamente", la general se defendió con el argumento de que la policía militar, bajo su mando, no tuvo la culpa de los abusos. "Las celdas para interrogatorio y aislamiento operaban bajo el control de la inteligencia militar ..., era gente distinta de la policía militar".

Un alto mando de la CIA explicó ayer a Reuters que la agencia investiga la muerte de un prisionero iraquí en Abú Gharib al que unos espías estaban interrogando, pero que le consta que no hay agentes de la CIA involucrados en los abusos que se ven en esas "horribles fotos".

Un informe interno del Ejército respaldó en parte a Karpinski, al identificar a "dos oficiales de inteligencia militar" como responsables de las torturas junto con dos contratistas civiles de una empresa de Virginia (EEUU). Los cuatro fueron "directa o indirectamente responsables de los abusos en Abú Gharib", dice el texto, de 53 páginas, que recomienda sanciones contra ellos.

No obstante, el informe, citado ayer por The New York Times , no exonera a los soldados a los que mandaba Karpinski, pues denuncia que "el abuso generalizado e ilegal de detenidos fue perpetrado intencionadamente por varios guardias de la policía militar en el Ala 1-A de la prisión de Abú Gharib". Las torturas se registraron entre octubre y diciembre del 2003. En esas fechas "se cometieron numerosos abusos criminales".

POLICIA MILITAR Las torturas fueron realizadas por miembros de la Brigada 800 de Policía Militar, añade el informe, revelado por la revista The New Yorker . Además, "hubo otros abusos cometidos por miembros del Batallón 325º de la Brigada de Inteligencia Militar, y por el Centro Conjunto de Interrogación", afirma el documento.

"Vi a dos prisioneros desnudos, uno marturbándose y el otro arrodillado con la boca abierta", declaró Carl Wisdom, de la policía militar, en una audiencia para investigar el caso. Añadió que el sargento Ivan Chip Frederick le dijo: "Fíjate lo que hacen esos animales cuando los dejas solos dos segundos".

PRESOS DESNUDOS Frederick escribió en su diario los abusos que vio. "Cuestionaba alguna de las cosas que vi, como dejar a los presos desnudos en las celdas o vestidos con bragas, o encadenarlos a la puerta de sus celdas", explicó. El sargento dijo que "se forzaba a los iraquís a vivir en celdas húmedas y frías". Acusó a los servicios secretos militares de ordenarles colocar "a un preso en una celda de aislamiento con poca o casi ninguna ropa, sin retrete ni agua corriente, sin ventilación o ventana, durante tres días". Frederick narra también cómo "se disparó con balas no letales a un preso con claros problemas mentales, por ponerse a cantar junto a una verja".