El primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, presentó ayer una reestructuración de más de la mitad de su Gobierno, un cambio que ya se rumiaba desde el pasado 29 de marzo, cuando el Partido de la Justicia y el Desarrollo (PJD) no logró los resultados esperados en las elecciones locales y su apoyo descendió en ocho puntos respecto a los comicios legislativos del 2007, aunque continuó siendo el partido más votado.

La lectura de esta reestructuración es simple: recuperar apoyos. Los nueve nombres nuevos en el Gobierno de 25 ministros, junto a otros seis cambios de cartera, son un lavado de cara casi total con el que afrontar no solo la pérdida de votos, sino también los efectos políticos de la crisis financiera global, que está afectando a las finanzas turcas.

El hasta ahora ministro de Exteriores, Alí Babacan, que capitaneó la recuperación del país de la crisis del 2001, repite en la cartera de Economía que ocupará por tercera vez. Las próximas elecciones están previstas para el 2011, pero podrían ser adelantadas si el Gobierno de Erdogan se siente fuerte para afrontarlas.

ESPIRITU DE CAMBIO El primer ministro dio a entender que los cambios tienen como objetivo recuperar "la emoción" y el espíritu de "cambio" que les llevó a ganar las elecciones del 2007 y luego se quedó por el camino.

Entre los nuevos nombres, hay ministros destinados a contentar a varios sectores. Así, eligió como vicepresidente del Gabinete al líder de la facción más religiosa del PJD, Bület Arinç, para evitar la sangría de votos de la población más conservadora.