El comité central del movimiento nacionalista palestino Al Fatá pidió ayer la convocatoria de una conferencia internacional para examinar la espiral de violencia en Oriente Próximo, no solo en el Líbano, sino también en Gaza. Al Fatá apeló a "los líderes árabes a actuar rápidamente para hacer frente a la agresión israelí" y responsabilizó a la comunidad internacional, al Consejo de Seguridad de la ONU, y el cuarteto para Oriente Próximo (la ONU, la Unión Europea, EEUU y Rusia) del deterioro del proceso de paz.

Pero excepto la maquinaria de guerra israelí, todo parece ir muy lento en Oriente Próximo. Los delegados permanentes de la Liga Arabe se reunieron ayer en El Cairo para examinar la posibilidad de celebrar una cumbre sobre el Líbano. Para convocar esta reunión, lo deben pedir dos terceras partes de los 22 miembros de la organización. De momento, lo ha solicitado Yemen, y apoyan la convocatoria la Autoridad Palestina, Egipto, Sudán, Argelia y Qatar.

Mientras, la radio oficial siria acusó a EEUU y a los gobiernos europeos a dejar que Israel siga con su ofensiva mortal en Líbano "hasta conseguir sus objetivos". En Londres, el primer ministro británico, Tony Blair, acusó directamente a Irán y Siria de apoyar a Hizbulá con armas y con dinero.