Diez meses después de delegar sus funciones, Fidel Castro ha descartado una aparición pública en breve y ha explicado que está volcado en la labor de editorialista, aunque no ha desvelado la principal incógnita para el país: su posible retorno al poder.

Castro, que en agosto cumplirá 81 años, rompió el silencio sobre su salud esta semana con un artículo en el que reveló que ha sufrido varias operaciones de las que ha "ido mejorando" y dejó claro que, por el momento, no aparecerá en público y centrará su actividad en las "reflexiones" que empezó a publicar a finales de marzo.

"Para filmes y fotos que requieren recortarme constantemente el cabello, la barba, el bigote, y acicalarme todos los días, no tengo ahora tiempo. Tales presentaciones, además, multiplican las solicitudes de entrevistas", apuntó.

"Hago por ahora lo que debo hacer, especialmente reflexionar y escribir sobre cuestiones a mi juicio de cierta importancia y trascendencia. Tengo mucho material pendiente", afirmó.

Castro apareció por última vez en público el 26 de julio de 2006, y cinco días después delegó provisionalmente el poder en su hermano Raúl, ministro de Defensa, obligado por una enfermedad que se mantiene como "secreto de Estado".

Desde entonces, los cubanos se han acostumbrado a la ausencia del jefe de la revolución, mientras altos funcionarios de la isla se han encargado de acallar los rumores recurrentes sobre un supuesto empeoramiento de su estado.

Hasta que comenzó la divulgación de sus "reflexiones", doce en ocho semanas, los mensajes de Castro y las noticias aparecidas en medios oficiales de la isla sobre su actividad han sido esporádicas.

El 30 de diciembre, aseguró que su recuperación estaba "lejos de ser una batalla perdida" aunque "sería un proceso prolongado", y a mediados de febrero pidió "paciencia" a sus seguidores, durante una conversación telefónica con Chávez.

Ahora, los cubanos tendrán que seguir su pista en las "reflexiones" publicadas en los medios oficiales. Salvo las alusiones a su convalecencia en el artículo del pasado miércoles, las críticas a EEUU, las denuncias contra el uso del etanol como combustible y la defensa de la revolución energética han centrado los textos de Castro.

En este periodo, el país ha mantenido la normalidad bajo el mandato de Raúl Castro con pocas decisiones políticas relevantes, salvo la entrada en vigor de un reglamento laboral para impulsar la productividad, el pasado abril, y la reciente derogación de las restricciones para la importación de aparatos electrodomésticos para los cubanos.

"Estamos en un momento de incertidumbre, con una concentración de decisiones por un lado y señales de cierta apertura por otro", según un experto cubano consultado por EFE.

No obstante, este especialista asegura que "hay movimientos" a alto nivel que podrían traducirse en nuevas iniciativas.

Por el contrario, a juicio de un diplomático europeo, "las decisiones pendientes sobre problemas estructurales han quedado paralizadas", si bien, las últimas medidas aprobadas "pueden contribuir a cambiar el día a día de la población y eso es importante en estos momentos".

Una opinión compartida también por algunos miembros de la disidencia interna, que coinciden en que la situación política que se vive en Cuba, con un líder convaleciente y un presidente en funciones, puede prolongarse.

El país vive una "situación anómala" en la que "ni Castro cede las funciones, ni nadie se atreve a tomarlas, es una situación extraña, de parálisis, de inmovilidad", asegura Elizardo Sánchez, un experto en marxismo que encabeza la ilegal Comisión Cubana de Derechos Humanos.

Para Marta Beatriz Roque, de la Asamblea para Promover la Sociedad Civil, el problema es que "en realidad no se sabe quién gobierna" en Cuba.