Las autoridades chinas siguen sin poder controlar el brote de fiebre aftosa humana (EV71) de la ciudad de Fuyang, en la provincia oriental de Anhui, que ha dejado ya 22 niños muertos y 3.221 afectados, informa hoy el diario oficial "China Daily". El número de niños afectados pasó en tan sólo dos días, de miércoles a viernes, de 1.864 a 3.321, de los cuales 978 están hospitalizados, 48 en estado crítico, aseguró anoche un portavoz del departamento sanitario local.

"La mayoría de los niños infectados son de zonas rurales. Los servicios de salud pública no son allí tan buenos como en las ciudades", afirmó por su parte Ran Xianghui, subdirector del hospital número 2 de Fuyang. Según el funcionario, el hospital está bajo una gran presión debido a que "cada día unos 20 pacientes son dados de alta mientras que entre 40 y 50 son admitidos. No tenemos personal suficiente".

En Ginebra, la portavoz de la Organización Mundial de la Salud, Fadela Chaib, señaló que aunque la situación es preocupante "no requiere restricciones de viaje o comercio", informa hoy el diario de Hong Kong "South China Morning Post". El brote comenzó a principios de marzo pasado, pero hasta mediados de abril no se habló de epidemia generalizada, lo que ha despertado sospechas sobre falta de transparencia de las autoridades locales.

Un equipo del Ministerio de Salud está en Fuyang y los expertos médicos advirtieron de que el pico de la epidemia aún está por llegar, en junio o julio. La fiebre aftosa o infección del coxsackievirus no tiene relación alguna con la enfermedad del mismo nombre que suele afectar al ganado vacuno, ovino y porcino.

Altamente contagiosa, la fiebre aftosa humana se manifiesta en síntomas como fiebre, aftas en la boca y sarpullidos en manos y pies, y afecta principalmente a niños menores de seis años, a los que puede llegar a ocasionar meningitis, encefalitis, edemas pulmonares y parálisis.

El último caso grave de coxsackievirus conocido en China se registró en junio del 2007 en la localidad de Erdos, de la región autónoma norteña de Mongolia Interior, donde afectó a 121 niños. Un mes antes, un millar de personas enfermaron y tres bebés murieron en otro brote en la provincia de Shandong, en el este de China.