El movimiento altermundialista, reunido en París en el segundo Foro Social Europeo (FSE), hizo ayer un primer balance poco triunfalista de su acción y de las perspectivas que se le brindan para seguir creciendo sin caer en manos de los partidos tradicionales.

Frente a ese riesgo y a la amenaza de explosión bajo la presión de los grupúsculos de extrema izquierda, el foro se planteó: "La gran pregunta es cómo mantener nuestra unidad, cómo seguir actuando juntos a pesar de nuestras diferencias", resumió uno de sus portavoces y coorganizador del FSE, Pierre Kahlfa, del sindicato francés SUD.

CONTRAPODER Hasta ahora, la posición unánime de los que reclaman "otro mundo" era la de "mantenerse en el papel de contrapoder para conservar la unidad". "Somos un movimiento muy heterogéneo, pero con objetivos comunes, reacio por naturaleza a cualquier organización y a cualquier poder", explicó Bernard Cassen, presidente honorario de Attac.

La presión de las organizaciones políticas tradicionales sobre el movimiento altermundialista es creciente, por lo que la advertencia de Cassen estaba dirigida no sólo a los partidos, sino también a los movimientos extremistas que se han infiltrado en el foro e intentan radicalizarlo.

A la hora del balance, los representantes de las 1.500 organizaciones que integran el foro evitan el triunfalismo. "La fuerte movilización contra la entrada de tropas en Irak no permitió parar la guerra", subrayó un militante de Attac. También se puso de manifiesto que los gobiernos de la UE han proseguido con sus políticas monetaristas.