Más de 100.000 funcionarios se manifestaron ayer en las ciudades más importantes de Francia, incluida París, en defensa de los servicios públicos y contra las privatizaciones previstas por el Gobierno. El alcance de estas movilizaciones se ha convertido en la primera prueba social para el Ejecutivo de Jean-Pierre Raffarin, quien en los seis meses que lleva en el poder ya ha afrontado revueltas de camioneros, de inspectores de los carnets de conducir, de algunas universidades, de los agricultores y de empleados de medios audiovisuales públicos.

Entre 70.000 y 80.000 personas protagonizaron ayer en la capital la manifestación más concurrida del país, mientras que otros 30.000 manifestantes desfilaron en Toulouse, Rennes, Grenoble y otras ciudades francesas. La pancarta de la cabecera de la manifestación de París exigía: "Medios humanos, materiales y financieros, el aumento de los salarios y las pensiones, el mantenimiento del sistema de jubilación por reparto y un estatuto de calidad". También proclamaba la decisión de los asistentes a la protesta de "oponerse a las directivas de liberalización" de Raffarin.

El secretario general del sindicato comunista CGT, el más poderoso del país, Bernard Thibault, cuestionó las decisiones presupuestarias del Gobierno conservador que --dijo-- llevarán "a la reducción de los servicios públicos" y afectarán "a la cohesión social".

EL ORIGEN DE LA PROTESTA

La jornada de protesta fue inicialmente obra de los trabajadores de la compañía estatal de ferrocarriles (SNCF), cuyos servicios nacionales, paradójicamente, fueron los menos perturbados de todos. A su movilización se sumaron los trabajadores de otras muchas empresas públicas: EDF (electricidad), GDF (gas) --más preocupados tras el acuerdo de Bruselas del pasado lunes para la liberalización total del mercado energético europeo--, Correos, France Telekom y la empresa de transportes urbanos de París (RATP), los profesores, el sector de la Sanidad y la aerolínea Air France, entre otros.

Las protestas en algunos casos no estaban acompañadas de convocatorias de huelga, por lo que, por ejemplo, el servicio de metro de París resultó poco afectado. Los paros en varios sectores están previstos para más adelante.