Gaza recordó ayer el segundo aniversario de la operación israelí Plomo Fundido con retórica triunfalista y temor a una nueva confrontación. A mediodía las sirenas sonaron en recuerdo del momento de hace dos años, en que las bombas comenzaron a caer sobre comisarías y otros centros del Gobierno de Hamás. El caótico tráfico se detuvo un minuto en señal de respeto a las víctimas, cuyas imágenes decoraban las calles.

En Yabalia, un campo de refugiados en el norte muy castigado por la ofensiva, un millar de personas lanzaron un mensaje de venganza en una concentración organizada por la Yihad Islámica.

El Ejecutivo islamista ha anunciado que plantará 1.440 semillas en el norte de la franja, una por cada muerto de un ataque por tierra, mar y aire. "El enemigo sionista ha intentado con sus horribles crímenes eliminar la resistencia armada palestina, pero esta ha logrado derrotar a Israel", decía Hamás con motivo de la efemérides.

Tras dos años de escaramuzas puntuales, Israel y las milicias palestinas han iniciado este mes bombardeos selectivos y lanzamiento de proyectiles, que podría degenerar en otra guerra abierta.