El horno no está para bollos. El Gobierno español reconoció ayer que la posibilidad de conseguir más fondos europeos de los que propone la presidencia luxemburguesa de la UE es remota. "La situación es muy difícil", dijo una fuente oficial a la vista de las posiciones de extrema dureza que exhibían anoche los principales países contribuyentes la víspera de la negociación. José Luis Rodríguez Zapatero advirtió a sus colegas de que una falta de acuerdo constituiría un "mensaje negativo a los ciudadanos y los mercados".

La propuesta de la presidencia concede a España un saldo neto a su favor de 6.000 millones de euros para el periodo 2007-2013, según cálculos de los expertos, frente a los 48.000 millones del septenio en curso. Ello supone una mejora de mil millones de euros con respecto a la propuesta que la Comisión Europea presentó en febrero del 2004 y que, según recalcaron fuentes de la Moncloa, fue aceptada por el entonces presidente, José María Aznar. Sin embargo, José Luis Rodríguez Zapatero considera "insuficiente" esa mejora, según declaró a la SER, e intentará hoy arañar más recursos.

Pese a la renuncia de los países ricos a aportar más dinero a las arcas comunitarias, el presidente mantendrá su exigencia de que España conserve las ayudas de cohesión durante cinco años, frente a los dos que propone la presidencia luxemburguesa. Esta oferta no ha recibido aún el visto bueno oficial de los países contribuyentes, pero Zapatero confía en que su excelente relación con el francés Jacques Chirac y el alemán Gerhard Schröder garanticen esta conquista de mínimos.

En los próximos presupuestos, España ya no cualificará para recibir ayudas de cohesión, reservadas para los países cuya renta sea inferior al 90% de la media comunitaria. En una UE de 15 socios, sí podría optar, pero tras la ampliación a 10 nuevos y más pobres socios, España se ha situado en el 93% de la media.