El Gobierno de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), que lidera el islamista Ismail Haniya, se encuentra ante su primera crisis pocos días después de haber tomado posesión del Ejecutivo. Tras los enfrentamientos del viernes de las Brigadas de Mártires de Al Aqsa y algunas fuerzas de seguridad contra los Comités de Resistencia Popular que se saldaron con cuatro muertos, Haniya declaró ayer que los cuerpos de seguridad palestinos bajo su control directo han recibido la orden de "sacar a todos los milicianos armados de las calles".

Haniya afirmó que lo vivido el viernes "es una situación muy peligrosa, que no debe volver a repetirse". Ayer, unos 300 milicianos de Al Fatá, liderados por Samir al Mashharaui --aliado del exministro Mohamed Dahlán-- se pasearon por la franja disparando al aire en un claro desafío al Gobierno de la ANP.

PROTESTAS Los milicianos protestaban porque los Comités les acusaron el viernes de estar detrás de la muerte de uno de sus dirigentes, Abú Yusef Abú Quka, imputación que estuvo en la raíz de los enfrentamientos. Algunos miembros de los Comités incluso citaron por su nombre a Dahlán, que negó estar implicado.

Un episodio más del caos que milicianos vinculados con Al Fatá llevan meses protagonizando en los territorios ocupados, sólo que ahora gobierna la ANP Hamás, que prometió en su campaña restaurar el orden y que en el pasado ha protagonizado enfrentamientos de este tipo con las fuerzas de seguridad gubernamentales. Pero la tortilla se ha girado, y Hamás debe demostrar que es capaz de gobernar.

Haniya no detalló cómo atajará este caos y admitió que le "va a llevar algún tiempo erradicar la cultura de la violencia dentro de la sociedad palestina". Mientras, el presidente de la ANP y líder de Al Fatá, Mahmud Abbás, Abú Mazen , estaba en Suráfrica. En las últimas semanas a Abú Mazen le ha cogido un arrebato viajero.