Luminoso. Ni muy austero ni tampoco lujoso. Confortable y muy clásico. Este es el ambiente en el que vivirán, comerán y dormirán los cardenales durante el cónclave cuando no estén en la Capilla Sixtina. Así es la Casa de Santa Marta, un hotel donde las únicas estrellas brillan en la corona de una Inmaculada en la recepción, construido en el interior del Vaticano y que ayer fue mostrado a la prensa mediante un vídeo sin audio.

El de Santa Marta es un edificio nuevo, de planta baja y cinco pisos, situado a la izquierda de la basílica. La fachada es de ladrillo y piedra de travertino en tonos muy claros, con persianas, de tipo mallorquín, en las ventanas. Una vez dentro, y como cualquier hotel, hay un mostrador de recepción, sólo que aquí quien da la bienvenida es un busto de Juan Pablo II.

Salón de terciopelo verde

Del interior, lo primero que se ve en el vídeo es la capilla, con varias hileras de sillas, pero sólo las tres primeras tienen reclinatorio. Aquí los cardenales tendrán su primera cita en común del día, y posiblemente la última. El salón es amplio, con sillones y sofás de terciopelo verde claro, con un enorme san Pedro en una pared y vidrieras con escenas de la vida de santa Marta, un televisor y una librería más bien pequeña.

No se ven escaleras, pero se supone que estamos arriba. Largos pasillos con puertas de madera. Curiosamente la cámara se detiene en un interruptor que nada tiene de particular. Por el contrario, la habitación es un visto y no visto. La cámara pasa tan rápido que es difícil hacerse una idea de cómo es. Visillos blancos, una mesa de trabajo, un sillón, una cama de madera oscura, sin almohada, y una mesilla de noche a cada lado. Cabe suponer que cada habitación tiene un baño, pero alguien habrá pensado que mostrar algo tan prosaico es poco acorde con la dignidad de los príncipes de la Iglesia.

Vajilla blanca

Suponemos que hemos vuelto a la planta baja y ahora se nos muestra un amplio comedor, con mesas redondas y cuadradas, puestas con una vajilla blanca y copas para agua y vino. La cubertería apenas se ve. Una religiosa, de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paula, congregación que gestiona la casa, arregla flores de un jarrón en lo que el Vaticano debe creer una tarea propia de su sexo.

La Casa de Santa Marta cuenta con 106 suites, 22 habitaciones sencillas y un apartamento. En total, 129 habitaciones, 14 más que el número de cardenales electores, pero el hotel podrá colgar el cartel de "completo" ya que también debe alojar a dos médicos, confesores en varias lenguas y algún secretario.

El Vaticano mostró las urnas que se estrenarán en esta elección. Serán tres, una para los votos de los presentes, otra por si hay algún cardenal enfermo y la tercera recogerá todas las papeletas después del escrutinio.

El vídeo acaba con la estufa donde se quemarán las papeletas cuyo humo sirve para anunciar al mundo el nuevo papa, un viejo artefacto de hierro colado, con alguna telaraña, que parece sacado del desván.