El régimen iraní no parece inquietarse por la amenaza de nuevas sanciones internacionales tras salir a la luz pública la existencia, no lejos de Teherán, de una segunda planta secreta de enriquecimiento de uranio, capaz de producir armas nucleares.

A través de un portavoz, el guía supremo y hombre fuerte del país, el ayatolá Alí Jamenei, dejó claro ayer que la instalación entrará "pronto" en funcionamiento y que "cegará a los enemigos" del régimen islámico. Además, las autoridades anunciaron para hoy el inicio de ejercicios militares con misiles o "juegos de guerra defensivos" que realizará la fuerza aérea del país.

De poco ha servido hasta ahora la advertencia lanzada el viernes en Pittsburg, en la cumbre del G-20, por el presidente de EEUU, Barack Obama, el de Francia, Nicolas Sarkozy, y el primer ministro británico, Gordon Brown, que denunciaron cómo Teherán ha mantenido en secreto la segunda planta de producción de material atómico.

Obama insistió ayer, en su discurso radiofónico semanal, en la necesidad de que Teherán ceda a la presión internacional, si no quiere ser castigado con duras sanciones. La presión hacia Irán es ahora mayor, pues ya no cuenta con el apoyo incondicional de Rusia y de China.