Ajenas a las voces de condena internacionales y a las advertencias de las principales potencias mundiales, las autoridades iranís se adentraron el miércoles en la senda del desafío con motivo de su programa atómico. El número dos de la autoridad nuclear iraní, Mohamed Saeedi, anunció que su país prevé instalar, en fecha no precisada, hasta 54.000 centrifugadoras atómicas, 3.000 de ellas antes del final del presente año, un gesto que manifiesta de nuevo la voluntad de Teherán de enriquecer uranio a escala industrial.

El anuncio sucedió tan sólo un día después de que el presidente de Irán, Mahmud Ahmadineyad, proclamara a bombo y platillo que el país dominaba ya la tecnología de enriquecer uranio, que puede servir de combustible en centrales nucleares civiles o para fabricar armas atómicas. En la central de Natanz, en el centro del país, ya funcionan 164 centrifugadoras.

El miércoles, el presidente prosiguió con su escalada verbal antioccidental. En un discurso abiertamente belicista, Ahmadineyad pidió "desarmar a los poderes corruptos que amenazan a la humanidad con armas de destrucción masiva", en alusión a Israel y a EEUU.

BOMBAS ATOMICAS Con esas 3.000 centrifugadoras en marcha a finales de año, Irán estaría a las puertas de conseguir armas nucleares, advirtieron fuentes oficiosas en Washington. "Nuestros cálculos muestran que con 3.000 centrifugadoras, ellos los iranís podrían enriquecer la cantidad de uranio suficiente para fabricar bombas atómicas en 271 días", dijo en Moscú Stephen Rademaker, secretario de Estado adjunto de EEUU para el control de armas. Con la cifra actual de centrifugadoras 164, ese lapso de tiempo se ampliaría a 13 años.

Gracias a las centrifugadoras, el mineral extraído, convertido en gas, se transforma para elevar la proporción de isótopo 235, de entre un 3% y un 5%, en el caso de uranio destinado a usos civiles, y de un 90%, en el caso de uranio para usos militares. La creencia generalizada es que los países que poseen un programa nuclear sólo civil no necesitan dominar esta tecnología.

La habitual cascada de reacciones de alarma no tardó en producirse. La secretaria de Estado estadounidense, Condoleezza Rice, reclamó al Consejo de Seguridad que adopte, en su próxima reunión a finales de abril, "medidas firmes" para contener las ambiciones nucleares iranís.

La UE, por boca de Cristina Gallach, portavoz del Alto Representante para la Política Exterior, Javier Solana, estimó que Irán va "en la mala dirección". Dirigentes políticos israelís, como Shimon Peres, en cambio, pidieron a su país contención.