Israel se unió ayer al coro de acusaciones contra Siria e Irán al acusar de nuevo a los dos países de estar detrás de un atentado suicida de los radicales palestinos, en este caso el que el jueves en Tel-Aviv se saldó con la muerte de un kamikaze de la Yihad Islámica y con 31 israelís heridos. El ministro de Defensa hebreo, Shaul Mofaz, acusó a Damasco de haber planeado el atentado y a Teherán de financiarlo, a causa de los vínculos que la Yihad Islámica palestina --que se atribuyó el atentado-- tiene con estos dos países.

Mofaz afirmó que Israel cuenta con "pruebas concluyentes de que el ataque en Tel-Aviv fue resultado directo del eje del terror que opera entre Irán y Siria", y que el comando de la Yihad en Naplusa --que fue el que cometió el atentado-- ejecutó las órdenes procedentes del liderazgo del movimiento en el exilio, cuya base se encuentra en Damasco. Israel ha entregado estas pruebas a EEUU, la UE y Egipto para que comprueben su veracidad.

PARA LA ONU Según fuentes del espionaje israelí citadas por la prensa local, la intención de Israel es que estas pruebas de la relación entre Irán y los grupo armados palestinos sean utilizadas por Washington y Bruselas en su intención de que el Consejo de Seguridad de la ONU imponga sanciones a Teherán por el desarrollo de su programa nuclear. Mofaz dijo que "el eje del terror sirio-iraní no es sólo un problema israelí, sino de todo el mundo".