El mapa del poder territorial francés seguirá siendo de color rosa. En la primera vuelta de las elecciones regionales, el Partido Socialista (PS) propinó ayer un fuerte revés al partido de Nicolas Sarkozy, la Unión por un Movimiento Popular (UMP) y, según los sondeos a pie de urna, continuará gobernando en la inmensa mayoría de las regiones (hoy manda en 20 de los 22 consejos). El desinterés de los electores por la política regional, unido a la desazón generada por la crisis, se tradujo en un récord de abstención, que alcanzó el 52%, frente al 37,9% de las regionales del 2004. El contexto de malestar social se reflejó también en un ascenso hasta el 12%, unos tres puntos por encima del 9% esperado, de la ultraderecha de Jean-Marie Le Pen.

La gran vencedora, sin embargo, fue la primera secretaria del PS, Martine Aubry, cuyas aspiraciones presidenciales se vieron reforzadas después del varapalo recibido en las europeas del pasado año, en las que los socialistas quedaron casi empatados con los ecologistas. Los sondeos otorgan entre el 29,1% y el 30% del total de votos a la formación de Aubry, mientras que el partido del Gobierno cosecha entre el 27,3% y el 26,7%. Unos porcentajes favorables al PS en la segunda vuelta del próximo domingo, puesto que los socialistas recogerán los votos del resto de formaciones de la izquierda lo que, a priori, les permite vencer incluso donde la UMP va en cabeza, como en la región parisina. La llave la tienen los ecologistas, claramente antisarkozystas.

ASCENSO DE LOS VERDES Los verdes de Daniel Cohn Bendit se confirman como tercera fuerza del país, con un resultado que oscila entre el 13% y el 12%, en detrimento del centrista François Bayrou, gran perdedor de la cita electoral, con un porcentaje inferior al 4% de votos.

Por regiones, destaca el triunfo de Ségolène Royal en su feudo de Poitou-Charentes, con el mejor resultado de un candidato saliente, 39,3% frente al 28,2% de la UMP. La lectura que hizo no dejó lugar a dudas sobre su intención de rivalizar con Aubry por la candidatura de las presidenciales del 2012. "Ha sido un voto de adhesión, el reconocimiento de una forma diferente de hacer política pese a la hostilidad de los aparatos", dijo Royal, en alusión a las diferencias que le separan de la primera secretaria. Aubry, por su parte, interpretó los resultados en clave nacional proclamando que son un "estímulo" que demuestra que, "cuando los socialistas van unidos, recobran la confianza".

Quien la recobró, sin duda, fue Le Pen. En la región en la que es candidato, Provenza-Alpes-Costa Azul, los sondeos le dan un 20,8%, lo que le permite pasar a la segunda vuelta.

El ascenso de la extrema derecha es un gran castigo para Sarkozy. En las presidenciales del 2007, el presidente absorbió parte de los votantes del Frente Nacional, que en las legislativas del 2007 cayó al nivel más bajo de su historia, con un 4% del voto.

La derecha rechazó la interpretación de una desautorización de los franceses hacia la política de Sarkozy y atribuyó sus malos resultados a la escasa movilización del electorado. Pero aunque Sarkozy se ha mantenido en segundo plano para evitar que se le atribuya una derrota, la lectura en clave de plebiscito al presidente es inevitable cuando se trata del último examen antes de las presidenciales.

HUMILLACION DE LA CANDIDATA La única mancha en el expediente socialista está en el sur, en la región de Languedoc-Rousillon, donde las encuestas confirman una victoria de Georges Frªche, expulsado del partido por sus deslices verbales racistas.

La candidata del PS ha sido humillada por el candidato saliente, puesto que, con un 6,9%, se queda por debajo del porcentaje necesario para pasar a la segunda vuelta.