La organización Al Qaeda en Irak, liderada por el terrorista jordano Abú Musab al Zarqaui, se atribuyó ayer el ataque suicida que se cobró la vida al menos 19 personas e hirió a cerca de 50 en Bagdad. La mayoría de víctimas mortales eran jóvenes que se habían concentrado frente a un centro de reclutamiento para ingresar como voluntarios en las fuerzas de seguridad, una de las pocas ofertas de trabajo que hay en el país. En otros atentados, seis de ellos suicidas, registrados en diferentes puntos de Irak, murieron otras 24 personas.

Faltaban pocos minutos para las 9 de la mañana, hora local, cuando un kamikaze cargado de explosivos saltó por los aires en medio de los aspirantes a policías, unos 400, según aseguraron algunas fuentes.

"TROZOS DE CUERPOS" "Vi trozos de cuerpos humanos volar por los aires. Había mucho humo. Yo fui herido en una pierna. No puedo creer lo que ha ocurrido. Mis ropas quedaron cubiertas de sangre", declaró ayer a la agencia France Presse una de las víctimas. El ataque se registró en el cuartel de Muthana, situado cerca del centro de la capital. Con el de ayer, ya son siete los atentados que ha sufrido este centro, el último en febrero.

En Mosul, al norte, otro kamikaze lanzó su vehículo cargado de explosivos contra un convoy en el que viajaba un coronel de la policía. El mando policial salvó la vida, aunque murieron cuatro uniformados y otros tres resultaron heridos. Otro coche bomba mató a dos civiles e hirió a 15 más en el Kurdistán.

También se registraron dos ataques suicidas en la frontera con Siria que acabaron con la vida de al menos siete agentes de aduanas iraquís.

El primer ministro iraquí, Ibrahim Yafari, entretanto, negó ayer que Ihab al Sharif, el diplomático egipcio asesinado por Al Qaeda, hubiera mantenido contactos tras su llegada a Irak con los rebeldes, como mantenía una fuente de Interior iraquí.