Larga barba blanca, pelo cano, gafas... Bajo la falsa identidad de doctor Dragan Dabic, Radovan Karadzic, el presunto criminal de guerra más buscado de los Balcanes, ejercía tranquilamente en un consultorio de medicina alternativa a las afueras de Belgrado. Karadzic, exlíder de los serbios de Bosnia, no fue identificado por las personas que le alquilaron el apartamento en el que vivía. Sus amigos más cercanos no lo hubieran reconocido de cruzárselo por la calle. Pero el lunes cayó al fin, mientras viajaba en un autobús. Karadzic deberá responder ahora de los cargos de genocidio, crímenes de guerra y lesa humanidad cometidos durante la guerra de Bosnia-Herzegovina (1992-1995), entre los que destacan el genocidio de Srebrenica y el asedio de Sarajevo.

Rasim Lajic, ministro serbio encargado de la cooperación con el Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia (TPIY), afirmó que el disfraz de Karadzic era "muy convincente". Tanto, que le ha permitido ser prófugo durante 12 años, durante los que como doctor Dabic ha impartido alguna conferencia y colaborado en publicaciones.

"LO HICIMOS SOLOS" La detención del que fue máximo líder de los serbios de Bosnia entre 1992 y 1996 se produjo en un autobús, cerca de Belgrado. No ofreció resistencia. En su caída no intervinieron ni helicópteros de la OTAN, ni vehículos artillados, ni agentes de servicios secretos extranjeros. "Lo hicimos solos, sin ayuda", afirmó satisfecho Vladimir Vukcevic, fiscal serbio de crímenes de guerra y coordinador de un plan de acción para la captura de los prófugos. La operación culminó con éxito después de "seguir durante un tiempo a un grupo de personas sospechosas de formar una red de apoyo a Karadzic", explicó.

No es casualidad que este "éxito" haya tenido lugar solo dos semanas después de que el Gobierno prooccidental de Boris Tadic tomara posesión, ya que la detención de los presuntos criminales de guerra es la condición impuesta por la Unión Europea para establecer lazos de cooperación y acelerar el ingreso de Serbia en la UE. La detención de Karadzic se ha logrado solo cuatro días después de sustituir al jefe de los servicio secretos serbios.

Karadzic declaró la noche del lunes al martes ante un juez de instrucción de Belgrado, primer paso del procedimiento para su extradición al TPIY. El magistrado tiene un plazo de tres días para decidir si el acusado cumple o no las condiciones requeridas para ser transferido al tribunal de La Haya, y Karadzic dispone del mismo plazo para interponer recurso. A continuación, un grupo de jueces del tribunal de Belgrado que se ocupa de los crímenes de guerra se pronunciará, también en un plazo de tres días, sobre el recurso. A partir de ese momento, el Ministerio de Justicia podrá decidir sobre su extradición.

PERSECUCION Y OLVIDO La situación de prófugo de Karadzic ha oscilado entre la impunidad, la persecución y el aparente olvido. Tras los acuerdos de Dayton que pusieron fin a la guerra en Bosnia, Karadzic, presidente de la autoproclamada república serbia de Bosnia, no reconocida internacionalmente, desapareció, pero aún votó en las elecciones de 1996. Ese mismo año, el TPIY dictó la segunda orden contra él, por Srebrenica. La primera, unos meses antes, fue por el asedio de Sarajevo. Se dijo que se escondía en las montañas del sureste del país, protegido por Serbia.

En el 2002, la esposa de Karadzic, Ljiljana Zelen, dijo que estaba en Belgrado para recibir atención médica. Se especuló entonces con que estaba refugiado en algún monasterio ortodoxo de Montenegro, pero la iglesia rechazó las especulaciones.

GOLPE DE GRACIA En abril del 2004, docenas de soldados de EEUU, Gran Bretaña y Croacia llevaron a cabo una espectacular operación en una iglesia de Pale, donde creían que se escondía con su hijo. Ni rastro de ellos. Se dijo entonces que resultaron heridos. En el 2005, la rendición voluntaria de una decena de generales al TPIY, entre ellos algunos excolaboradores de Karadzic, le puso las cosas difíciles al antiguo líder. A medida que perdía partidarios el cerco se estrechaba. La presión se acentuó a inicios del 2007. Las tropas de la SFOR registraron los domicilios de los hijos, Sasa y Sonja Karadzic. Pero el golpe de gracia lo dio el exlíder del Partido Radical Serbio Vojislav Seselj, quien el pasado abril dijo que sabía donde estaban Mladic y Karadzic.

Desde su escondite, desafiando su condición de prófugo, Karadzic ha colaborado en prensa, ha editado el libro de un amigo y ha concedido entrevistas. Ayer, al conocer la detención de su marido, Liliana Zelen declaró: "Me siento aliviada al saber que está vivo". Ella y sus hijos desean viajar a Belgrado para visitar al detenido, pero no pueden hacerlo. Se les retiró el pasarte.