Resistir, esa es la cuestión. Los 33 ya se preparan para el largo viaje que los traerá de vuelta a la superficie. La vida en el socavón es de temperaturas flamígeras. El calor los cuece en la oscuridad. Han perdido unos 10 kilos, que esperan recuperar a partir de la ingestión diaria de 1.500 calorías.

Los mineros ya comieron sopa concentrada con sabor a chocolate y frambuesa. Deben beberla lentamente, 100 cc cada seis horas. Además, toman sorbos de una bebida rehidratante. El ministro de Salud de Chile, Jaime Mañalich, explicó que, una vez estabilizados en su peso, recibirán alimentos sólidos. Pero eso no sucederá hasta el fin de semana.

En la superficie y bajo tierra se complementan en las tareas de rescate. El ministro de Minería, Laurence Golborne, informó de que la máquina Strata Raisebore perfora de arriba hacia abajo, por lo tanto no es necesario hacer labores pesadas desde el fondo de la mina.

Mientras tanto, los 33 deben organizarse en turnos. La mitad de los mineros duermen cuando los otros realizan sus labores tratando de no excederse en los esfuerzos. Allí, en el socavón, tienen acotado un radio de acción para moverse: unos 20 metros que deben cuidar con celo. Por eso, durante el día revisan más de una vez el sistema eléctrico, limpian los conductos y efectúan inspecciones topográficas. Los equipos de rescate les pidieron que diseñen un mapa para tener un mejor cuadro de situación.

El tema de las altas temperaturas (cuando el termómetro marca los 32 grados los mineros se sienten agradecidos) y la mala calidad del aire están entre las principales preocupaciones de los encargados de traerlos a la superficie. Por eso, con el tercer túnel, que estará concluido el viernes, se busca mejorar la ventilación, inyectando aire comprimido y oxígeno enriquecido.

El día siguiente

Ellos saben que tienen para rato en la mina San José. La espera tiene, no obstante, otro sentido a estas alturas. Saben que volverán. En los próximos días, los operarios recibirán barajas, lápices, música y, además, una cámara de vídeo con la que podrán hablar a sus familiares, en vigilia permanente en el campamento La Esperanza.

En base a las previsiones del Gobierno, los familiares ya realizan sus planes. Jessica Yáñez piensa casarse por la Iglesia con Esteban Rojas, uno de los mineros. El presidente Sebastián Piñera prometió traerlos para Navidad. Y si bien esa es una fecha factible, Rodrigo Figueroa, un psicólogo experto en traumas, recomendó decirles siempre la verdad a los 33 y no generarles falsas expectativas. "Una información dura es mucho más sana que una verdad a medias", le explicó a Radio Cooperativa.

Otros familiares están más preocupados por cómo se ganarán el pan, teniendo en cuenta que el proceso de recuperación puede ser largo y la red social del Estado no es la más eficaz para estas situaciones. Algunos alcaldes de la región se reunieron con los padres, madres y esposas de los mineros encerrados 700 metros bajo tierra para asesorarlos sobre la próxima supervivencia, que será económica.

Entre las propuestas que recibieron está la de registrar como marcas las frases que han conmovido al país entero: Campamento Esperanza, Estamos bien en el refugio los 33 . Se les ocurrió estamparlas en camisetas. Toda una moda de cara a la primavera que viene.