El Reino Unido se despertó ayer con una sensación mezclada de susto y alivio y con todo el país en estado de alerta máxima. La policía anunció que había desarticulado in extremis un complot terrorista que iba a hacer estallar simultáneamente 10 aviones en pleno vuelo desde aeropuertos británicos hacia diferentes ciudades de Estados Unidos.

Los terroristas planeaban hacer estallar sus equipajes de mano a través de sofisticados explosivos líquidos camuflados en botellas, latas de refresco y otros objetos de uso común. El ataque hubiera tenido una "dimensión mundial" y habría causado "una masacre a una escala inimaginable", según aseguró el jefe de la unidad antiterrorista de Scotland Yard, Peter Clarke.

Las ingentes medidas de seguridad puestas en marcha provocaron el caos en aeropuertos de todo el mundo. Solo en el Reino Unido más de 400.000 personas se vieron afectadas. El aeropuerto de Heathrow permaneció prácticamente cerrado durante todo el día, ya que la mayoría de los vuelos fueron cancelados.

CINCO CIUDADES Un responsable de los servicios de espionaje de EEUU reveló que los aviones objetivo hubieran estado en ruta a cinco ciudades de EEUU (Nueva York, Washington, Los Angeles, Boston y Chicago) y que pertenecían a tres compañías aéreas, todas norteamericanas (United, American Airlines y Continental airlines).

El plan terrorista consiguió ser abortado gracias a una operación policial que se inició hace meses y que ayer todavía continuaba. Durante la noche del miércoles, 24 personas, todas de nacionalidad británica y origen paquistaní, fueron detenidas, la mayoría en Londres. Los registros en viviendas continuaron durante la jornada de ayer.

En Islamabad, un portavoz del Ministerio de Exteriores afirmó que los servicios de espionaje paquistanís habían cooperado con los británicos y habían ayudado a desmantelar el complot terrorista. A última hora de la tarde, Pakistán anunció también que había efectuado varios arrestos.

Las primeras señales de que algo pasaba llegaron desde los aeropuertos británicos, donde, desde primera hora de la mañana, los pasajeros eran registrados de una manera exhaustiva y no se les permitía subir a los aviones su equipaje de mano.

A las seis en punto de la mañana (una hora más en España), llegó la confirmación oficial. Los servicios de seguridad alertaban de que el nivel de alerta era máximo o "crítico", lo que significa que un atentado puede cometerse de manera inminente.

La aparición en televisión, una hora más tarde, del ministro de Interior, Jonh Reid, demostró que la situación era realmente grave. En una declaración sin precedentes, junto a Douglas Alexander, secretario de Estado de Transporte, Reid confirmó las detenciones y afirmó que, de haberse producido el ataque, "habría causado pérdidas de vidas a una escala sin precedentes".

LOS LIDERES DE LA CELULA Reid explicó que, según sus datos, entre los individuos detenidos se encontraban los líderes de la célula terrorista, aunque no quiso hacer ningún comentario sobre su origen o la posible vinculación con Al Qaeda. El ministro también animó a los ciudadanos a seguir con su rutina, una normalidad difícil de conseguir en los aeropuertos, donde los retrasos y las cancelaciones aumentaban según pasaban las horas.

A pesar de la situación excepcional, las autoridades dejaron claro, desde muy temprano, que la operación policial fue un rotundo éxito que había conseguido abortar los sangrientos planes terroristas.

Reid señaló que el múltiple atentado "no estaba planeado para ayer, ni para los siguientes dos días, aunque no hubiera tardado mucho en ocurrir". Sin embargo, fuentes de la seguridad británica afirmaron posteriormente que la ejecución del plan hubiera sido "inminente".

Clarke explicó que la investigación se puso en marcha hace meses con la colaboración de autoridades internacionales. Una operación de vigilancia "sin precedentes" en las que se controlaron "las reuniones, movimientos, viajes y gastos de un gran número de personas".

HACE SEIS DIAS Unos nuevos datos clave descubiertos por los servicios de seguridad hace seis días hizo tomar la decisión de actuar lo antes posible. No se sabe exactamente qué fue, pero ofreció una fotografía completa de lo que podía pasar.

El primer ministro británico, Tony Blair, que se encuentra de vacaciones en el Caribe y al que no se le vio ayer en ningún momento, elogió el "inmenso esfuerzo" de la policía y de los servicios de seguridad de su país.