Para algunos, fue solo un pretexto; para otros, la gota que colmó el vaso. La fatua (edicto religioso) lanzada a principios de septiembre por el ulema (sabio del islam) Mohamed al Magraui avalando el matrimonio con niñas de nueve años porque "ofrecen mejores prestaciones sexuales que las de 20" ha desatado una respuesta firme de las autoridades al peso creciente del integrismo islámico en la sociedad marroquí. En menos de una semana se procedió al cierre de 30 madrasas (escuelas coránicas) que, según las fuentes religiosas consultadas por esta corresponsal, mantenían vínculos ideológicos y espirituales con Magraui. El siguiente paso fue el anuncio del rey Mohamed VI, que es también la máxima autoridad religiosa del país, de una nueva y profunda reforma.

El primer cerrojazo lo dieron el pasado 28 de septiembre a la escuela del propio Magraui en Marraquech. Su letrero, Por el aprendizaje del Corán y la Sunna, ha quedado en el suelo.

El objetivo de la reforma religiosa anunciada por Mohamed VI, el comendador de los creyentes, es acotar el poder de los integristas. Para ello se descentralizarán los consejos de ulemas, y los consejos locales ayudarán a "fortalecer la seguridad espiritual" y a "preservar la doctrina de un islam suní y tolerante", según afirmó el monarca. Reduan Benchekrun, miembro del Consejo Superior de los Ulemas, asegura que esta reforma "facilitará el control de los discursos de los imanes y las actividades en las mezquitas. Es una forma de evitar el peligro islamista".

INVESTIGACION Para el ministro de Finanzas, Salahedín Mezuar, algunas actitudes reflejan que "el radicalismo aún existe en Marruecos, y contra ello hay que luchar". Los líderes extremistas como Magraui, manifestó, "no quieren que este país avance". La fiscalía tardó, pero abrió una investigación a Magraui. Según afirmó el ministro, "la justicia seguirá su camino".