Al menos 200 personas han sido arrestadas y cerca de medio centenar de policías han resultado heridos este martes por la noche en Túnez durante las protestas contra los recortes y el alza de los precios que se suceden desde que hace 10 días entraran en vigor unos presupuestos del Estado marcados por la austeridad.

Fuentes del Ministerio de Interior explicaron que la mayor parte de las protestas tuvieron lugar en barrios de la capital como Djebel Lahmer y poblaciones de la periferia capitalina como Ben Arous. En esta última ciudad, un grupo de personas asaltaron y saquearon un supermercado de una conocida cadena internacional francesa sin que llegaran a intervenir las fuerzas de Seguridad.

En un vídeo que circula a través de las redes sociales, se puede observar como decenas de ciudadanos salieron de la tienda con todo tipo de productos, desde lotes de alimentos a aparatos de electrónica. Un importante empresario local confirmó que supermercados y grandes superficies comerciales han recibido una recomendación de las autoridades para que adelante dos horas el horario de cierre de sus puertas.

"Un total de 49 policías resultaron heridos anoche y 206 personas que crearon problemas fueron arrestados a lo largo del país", ha precisado este miércoles en la radio local el portavoz del ministerio de Interior, Jalifa Chibani.

Fallecimiento de un manifestante

De acuerdo con este responsable, unidades de antidisturbios y otras fuerzas policiales se desplegaron anoche en la capital y en diversos áreas del país, incluida la ciudad de Tebourna (situada a unos 40 kilómetros al oeste de la capital), donde el lunes perdió la vida un manifestante.

Pese a las imágenes que circulan por internet y la declaración de testigos, la policía insiste en que no fue responsable del deceso y que el hombre, de 55 años, pereció a consecuencia de una crisis respiratoria que podría haber sido causada por inhalación de gas lacrimógeno. Los activistas aseguran que fue atropellado por un coche patrulla.

El incidente llevó a que decenas de jóvenes se concentrasen el martes frente a la sede del Ministerio de Interior al grito de "Policía asesina, ministerio terrorista" y "No tenemos miedo, las calles volverán a hervir". Enfrentamientos similares se sucedieron también en ciudades del sur del país, como Gafsa -capital minera-, Kasserine -fronteriza con Argelia y feudo yihadista-, y Sidi Bou Sid, origen de la revolución que en el 2011 acabó con la dictadura de Zinedin el Abedin Ben Alí.

El expresidente tunecino huyó a Arabia Saudí el 14 de enero de 2011, tras un mes de protestas ciudadanas, que supusieron, además, el inicio de las ahora asfixiadas "primaveras árabes".

Cócteles molotov contra una escuela judía

En la isla de Djerba, también en el sur, uno de los principales centros turísticos del país, un grupo de personas lanzaron anoche varios cócteles molotov contra una escuela judía, según informó hoy el jefe de la citada comunidad, Perez Trabelsi. Este responsable descartó que se tratara de un ataque estrictamente sectario y lo relacionó con los altercados por la subida de impuestos y la austeridad que se sucedieron anoche en la capital y otra veintena de ciudades.

"Apenas causaron daños, más allá de algunos cosas que se quemaron y no hubo que lamentar víctimas. Un grupo de desconocidos aprovecharon las protestas para tirar botellas incendiarias a la entrada de la escuela", detalló Trabelsi. En Djerba vive una pequeña comunidad de ultraortodoxos judíos y se levanta la sinagoga Al Ghriba, considerada el templo judío más antiguo del norte de África.

Aniversario de la revuelta

Para este domingo, séptimo aniversario de la revuelta, la sociedad civil y los partidos de la oposición han convocado una gran manifestación para denunciar tanto la política de recortes, que ha forzado el Fondo Monetario Internacional (FMI), como el paulatino recorte de los derechos civiles logrados tras la revolución.

El FMI concedió en el 2017 un crédito al Gobierno tunecino por valor de unos 2.500 millones de euros a cambio de políticas de austeridad, reformas estructurales en la Administración y recortes en las ayudas del Estado. Desde entonces, el Ejecutivo ha elevado los impuestos en diversos sectores y emprendido una política de despidos y prejubilaciones en la función pública.

Ayer, el primer ministro, Yusef Chaheed, calificó de comprensible la protesta pero instó a la calma "porque la violencia no es aceptable", mientras que la oposición decidió intensificar las movilizaciones hasta que los presupuestos del estado sean anulados.