Las detenciones de militantes de extrema izquierda practicadas por las fuerzas de seguridad griegas durante la jornada del lunes no han puesto fin a la cadena de explosiones contra representaciones diplomáticas extranjeras en Atenas. Dos artefactos de escasa potencia estallaron ayer en las embajadas de Suiza y la Federación Rusa, mientras que varios paquetes sospechosos fueron encontrados en otras legaciones y compañías de mensajería. En Berlín (Alemania) fue hallado un paquete bomba remitido desde Grecia a la cancillería, sede de la jefa del Gobierno. La policía local responsabilizó de estas nuevas tentativas de atentado a la guerrilla urbana izquierdista, opuesta a los planes de austeridad económica auspiciados por la UE y el Fondo Monetario Internacional (FMI).

Este tipo de ataques han sido frecuentes desde el 2008, año en el que la policía mató a un adolescente, lo que desencadenó la peor oleada de disturbios en el país en décadas. Las bombas, además, no solo fueron halladas en territorio griego. Un paquete remitido desde Grecia fue desactivado ayer en la cancillería alemana, sede de la jefa del Gobierno, Angela Merkel. "En los controles ordinarios de los envíos postales fue detectado un paquete de características sospechosas; el paquete contenía material explosivo", confirmó en un comunicado Steffen Seibert, portavoz de la cancillería alemana. La crisis económica griega enfrentó a Atenas y Berlín, y el Gobierno de Merkel presionó para imponer el duro plan de austeridad.

ATAQUES SIMBOLICOS Otras dos bombas fueron halladas en las embajadas de Bulgaria y de Chile, y una tercera en las oficinas de una empresa de mensajería, y dirigida a la legación de Alemania. También fue hallado un paquete explosivo ante la sede del Parlamento. "Parece que se trata de una continuación de los ataques de ayer por anteayer y que las guerrillas griegas están detrás de ello, pero estamos aún investigando", informó a Reuters el portavoz de la policía, Thanassis Kokkalakis. Los analistas políticos griegos aseguran que la oleada de artefactos, todos ellos escasamente dañinos, son sobre todo simbólicos y están vinculados con la oposición de estos grupos a los planes económicos gubernamentales para reducir el déficit y salir de la crisis.