Tiene motivos John McCain para sentirse satisfecho. Sale del supermartes con una clara ventaja en delegados (604 frente a los 244 de Mitt Romney y los 187 de Mike Huckabee, según Realclearpolitics.com); ganó en los principales estados de la costa este (Nueva York, Nueva Jersey) y en California; su principal rival, Romney, fue el gran derrotado, gracias a los buenos resultados de Huckabee en el sur merced al apoyo de los evangelistas. Pero las malas noticias le vinieron a McCain por el mismo lado: la buena actuación de Huckabee prueba que el senador por Arizona no ha sido capaz de unificar al movimiento conservador alrededor de su figura.

Desde la década de los 70, los republicanos han ganado la Casa Blanca cuando han logrado una sólida mayoría en los estados sureños. McCain está lejos de esta situación. En cambio, el supermartes confirma que el predicamento de Huckabee se limita tan solo a los votantes conservadores sociales, básicamente la comunidad evangelista. Para Romney, el candidato que con más empeño ha intentado unificar los tres pilares que, a grosso modo, forman el movimiento conservador (seguridad nacional, valores sociales y economía), las votaciones del martes arrojan un duro veredicto: está con un pie más fuera que dentro, casi incapaz de ganar en otros sitios que no sean los estados vinculados a su biografía (Michigan, Massachusetts y Utah).

LOS FAVORITOS "Creo que nos tenemos que acostumbrar a la idea de que somos los favoritos para la candidatura del Partido Republicano", dijo McCain en su discurso de la madrugada del miércoles. Los resultados indican que al senador lo apoyan los votantes preocupados por la seguridad nacional en unos tiempos bélicos y los que votan pensando en el bolsillo. Además, es considerado también el candidato republicano que mejor puede hacer frente a cualquiera de las dos estrellas demócratas. Pero también es una figura que genera una gran animadversión entre muchos conservadores.

Empezando por comentaristas tan influyentes como Rush Limbaugh y Ann Coulter. Esta última ya ha acuñado el término voto suicida , resumido en el eslogan "antes Hillary Clinton que John McCain". Según ellos, McCain es un falso conservador, que votó en contra de los recortes de impuestos de Bush, propuso un proceso para legalizar a 12 millones de sin papeles , criticó la forma con la que Bush planificó la guerra de Irak y los usos e interrogatorios de la guerra contra el terrorismo y dañó al Partido Republicano con una ley de financiación electoral que él mismo patrocinó. Además, propone actuar contra el cambio climático. Por no decir que su temperamento y su gusto por ser considerado un agente libre le han supuesto enemistades.