En Nashville, la autoproclamada ciudad de la música, John McCain tenía anoche (madrugada de hoy hora española) una oportunidad para cambiar la letra y la melodía de una campaña que en los últimos días suena a réquiem para los conservadores. El republicano y su adversario demócrata, Barack Obama, se enfrentaban en el segundo (y penúltimo) debate presidencial de la campaña a menos de un mes de la votación y en medio de un desagradable cruce de acusaciones, manipulaciones y mentiras sobre su personalidad, su experiencia y sus propuestas, con el trasfondo de la grave crisis financiera que sufre EEUU.

McCain llegaba al debate mucho más necesitado que Obama y, por eso, mucho más agresivo. En un informe interno de la campaña del demócrata, el portavoz Bill Burton afirmaba ayer: "Para cambiar la dinámica, prevemos que McCain lanzará sus ataques más sucios y continuará mintiendo". Se refería Burton a los ataques por la vinculación del senador por Illinois con el grupo izquierdista radical de los 70 Weather Underground. No hablaba Burton de que su campaña ha replicado sacando contra McCain un escándalo financiero de los 80. La blogosfera demócrata publicaba ayer supuestos vínculos del republicano con el caso Irán-Contra .

LA DINAMICA El caso es que han sido los republicanos los que más han ensuciado la campaña y, sobre todo, los que han anunciado que iban a hacerlo. Y es que Burton tiene razón: McCain necesita con urgencia cambiar la dinámica de una carrera en la que Obama va en cabeza más allá de los márgenes de error no solo en las encuestas de intención de voto nacionales, sino en las de la mayoría de los estados decisivos. El debate, con toda la audiencia y atención mediática, era una oportunidad única. El formato del cara a cara --lo que en EEUU se llama un town hall meeting, donde los candidatos responden a preguntas de votantes del público y de internet-- favorece a McCain, que ha hecho de este tipo de encuentros el sello de su estilo. En esto se diferencia de Obama, que evita el factor sorpresa que implica toda relación directa con los votantes y prefiere una campaña con un guión más estable. Pero un town hall meeting en televisión y compartiendo el escenario no es lo mismo que uno en el que solo hay un protagonista, y dado que el formato implica hablar directamente a los electores, McCain corría el riesgo de que, si llevaba la discusión al terreno personal, esto acabara perjudicándole.

Otro factor en contra del republicano es que la crisis económica es lo que más ocupa y preocupa a los electores. Y esa es la razón principal del desplome de McCain en las encuestas.