El movimiento violeta, color que no forma parte de los símbolos de ningún partido político, nació ayer en Italia. Casi medio millón de personas procedentes de todo el país, convocadas de forma espontánea a través de la red social de internet Facebook, se manifestaron por las calles de Roma pidiendo la dimisión del primer ministro italiano, Silvio Berlusconi. También hubo marchas de protesta en unas cincuenta ciudades de todo el mundo. Las manifestaciones, bautizadas con el nombre de No B-Day, fueron alegres, sonoras y cargadas de mucha ironía.

Los participantes en la manifestación de Roma llevaban encima prendas de color violeta, entre las cuales figuraban bufandas, camisetas o jerseys, incluso zapatos, pelucas o esmalte en las uñas. El anciano director de cine Mario Monicelli invitó a los participantes a "resistir". "¡Viva vosotros! ¡Viva vuestra fuerza!", gritó el cineasta. Los partidos políticos estaban excluidos de la manifestación, a pesar de que podían participar en la misma de forma oficiosa.

El populista Antonio Di Pietro de Italia de los Valores (IdV), en la oposición, lo hizo mezclado entre los demás y con las banderas del partido, mientras que los progresistas del Partido Democrático (PD), entre ellos su líder Rosy Bindi, participaron en la protesta individualmente.

RESUMEN DE CRITICAS Un enorme "Berlusconi, dimite" escrito en violeta abrió la gran manifestación. Los eslóganes y pancartas resumían todas las críticas que en este año y medio de gobierno ha recibido el Ejecutivo conservador italiano.

La iniciativa No B-Day empezó el pasado mes de octubre en el portal Sanprecario abierto por Franca Corradini, una electora arrepentida de Berlusconi. "No dimitirá, pero esta manifestación ya es una toma de conciencia", explicó ayer. Otro de los organizadores dijo: "Ya hemos vencido, porque de la nada hemos transformado el antiberlusconismo en una conciencia colectiva". La mayoría de los participantes eran menores de 40 años.

"Fuera la mafia del Estado", "Quietas las manos de la Constitución", se podía leer en algunas pancartas. El retrato más exhibido fue el de Verónica Lario, esposa de Berlusconi. Unos manifestantes desfilaron con un monigote del primer ministro enfundado en un traje de preso dentro de una jaula de madera.

Al final, en la plaza de San Juan de Letrán, hubo un concierto, precedido por las palabras del Nobel Dario Fo, quien calificó la jornada de "histórica". "Llegará el momento en el que la gente no tendrá que hacer más las maletas e irse de este país", afirmó. Otro Nobel, José Saramago, denunció que "Italia ha sido transformada en su sombra grotesca" y que "no merece el destino que Berlusconi le ha trazado sin el mínimo sentido de la vergüenza de sí mismo".

También subieron al escenario la física Margherita Hack y Salvatore Borsellino, el hermano del juez antimafia Paolo Borsellino, asesinado en 1992. Borsellino pidió en su discurso que los miembros del Ejecutivo, como el presidente del Senado, Renato Schifani, que han sido señalados por algunos colaboradores de la justicia por su supuesta relación con el crimen organizado se expliquen públicamente.

Uno de los eslóganes más entonados fue El pueblo violeta pide la palabra. La televisión pública italiana RAI relegó la manifestación al canal 24 Horas, al alcance de pocos ciudadanos.