Los bolivianos deciden hoy en referendo si aceptan o no una nueva Constitución que para el Gobierno del Movimiento al Socialismo (MAS) del presidente Evo Morales permitirá "refundar" con mayor equidad el Estado. La oposición, en sus diferentes variantes, califica el texto de "indigenista", "totalitario" y "ateo".

Las encuestas auguran el triunfo del . Resta saber por cuánto. Morales espera conseguir el 67% de adhesiones, el porcentaje que le permitió ser ratificado en el cargo en agosto. La oposición de Santa Cruz y sus aliados aspiran a convertir a las regiones del oriente boliviano en el bastión del no . Sueñan, además, con retomar la ofensiva contra el Gobierno que en septiembre puso al país cerca del precipicio.

En Santa Cruz creen que si el rechazo al nuevo texto constitucional supera el 50% las "dos Bolivias" volverán a la situación de "empate catastrófico" y habrá que volver a negociar. En caso de imponerse el , la nueva Carta Magna entrará en vigor una vez que termine el recuento de votos.

El Congreso tiene después un plazo de seis meses para modificar la ley electoral y convocar los comicios presidenciales y legislativos del 6 de diciembre. La fecha fue pactada con un sector de la derecha. Como parte de esos acuerdos, Morales solo podrá presentarse a una única reelección. Para diciembre falta aún mucho tiempo, pero tanto el MAS como sus adversarios ya están con la mirada puesta en esa contienda. El partido de Morales tiene una obsesión especial: garantizar su hegemonía en el Senado.

MENOS PETRODOLARES Bolivia tuvo en el 2008 un crecimiento económico del 6,7%, impulsado por los altos precios internacionales del petróleo y el gas. Pero ese escenario ha cambiado. El Estado ya no recibirá, como el año pasado, los 2.200 millones de euros por la venta de hidrocarburos. Esos ingresos son la base de los planes sociales que sustentan a Morales.