Hace un siglo, un simple sello de correos con la imagen de un volcán en erupción acabó con la posibilidad de que Nicaragua pudiera tener un canal interoceánico. Ahora, un mes antes de las elecciones generales, ese país centroamericano, el segundo más pobre del continente, rescata el proyecto de unir el Atlántico y el Pacífico a través del lago Cocibolca, el segundo más grande de Latinoamérica. El presidente, Enrique Bolaños, aprovechó la cita en Managua de ministros de Defensa de Centroamérica y Caribe para lanzar su plan. Cree que "el incremento del comercio mundial demanda un canal adicional al de Panamá ampliado, y Nicaragua es el mejor lugar para construirlo".

Las tres cuartas partes de los nicaragüenses, que viven con menos de dos euros al día, han recibido la noticia con escepticismo.