La prohibición de construir minaretes aprobada en referendo en Suiza el domingo no ha dejado indiferente a nadie y ha tenido efectos sísmicos en el debate siempre latente del encaje del islam en Europa. Frente al coro de voces alarmadas por la discriminación de los musulmanes y el auge del populismo, la ultraderecha se frota las manos y reclama referendos a la suiza en varios países europeos.

El voto de los suizos ha sido recibido con especial preocupación en Francia, donde viven unos cuatro millones de musulmanes y las mezquitas se extienden en las ciudades, a menudo acompañadas de polémica. El ministro de Exteriores, el socialista Bernard Kouchner, rompió el habitual respeto diplomático por las consultas populares de otros países declarándose "escandalizado" por el rechazo a los minaretes, a su juicio "intolerante" y "opresivo" para el islam. Sin embargo, otros miembros del Gobierno y de la mayoría conservadora fueron menos beligerantes, informa Elianne Ros.

La presidencia sueca de la UE calificó el resultado de "señal negativa" y recordó que "la libertad religiosa es una libertad fundamental". También para la relatora de la ONU sobre libertad religiosa, Asma Jahangir, la prohibición constituye "una discriminación evidente". El Vaticano expresó su apoyo a los obispos suizos, que lamentaron "un duro golpe a la libertad religiosa".

Populistas y ultras de toda Europa salieron ayer en tromba a lomos del voto suizo. "El buen sentido se ha impuesto a lo políticamente correcto", dijo satisfecho Filip Dewinter, el líder del Vlaams Belang flamenco. En Dinamarca, Francia y Holanda, sus homólogos reclamaron la celebración de referendos similares, y en Italia, dirigentes de la Liga del Norte aprovechaban para proponer la inclusión de una cruz en la bandera nacional.

OLEADA DE INDIGNACION Una oleada de indignación se adueñó del mundo musulmán, aunque escasearon las reacciones oficiales. Solo el ministro de Cultura turco, Ertugrul Gunay, denunció la "violación de la libertad de culto". Suiza teme los efectos económicos de la polémica y la ministra de Exteriores, Michèle Calmy-Rey, recibió ayer a los embajadores de países musulmanes para "reforzar el diálogo".

El imán de la mezquita de Ginebra, Yusef Ibram, llamó a la calma: "Los musulmanes deben respetar esta decisión. Si no, nosotros seremos las primeras víctimas". En opinión de la socióloga francesa Dounia Bouzar, "el problema en Europa es que se sabe distinguir entre judíos y extremistas judíos, cristianos e integristas cristianos, pero con el islam no se diferencia a practicantes y fundamentalistas".